Todo lo que quiero no se puede.






 Salgo a caminar para ver si se me acomodan los monstruos.

Y para escribir, obvio.
Si no camino, no escribo. No sé cómo funciona. Debe ser como lo de la conexión entre LA VOZ Y LA UTERA pero en serio.
Hago la rutina Callao Libertador Biblioteca pero no freno.
No entiendo por qué siempre creí que no era estructurada si siempre tengo que repetir los mismos pasos dios mío que psiquiátrica.
Escucho la misma playlist hace semanas. QUÉ ESPONTANEA.
Saco el cuaderno y los anteojos y me pongo a escribir mientras camino.
Con el barbijo se me empañan pero si me lo saco malflasheo pues la calle hoy parece la fiesta de bienvenida a la DELTA.
¿Es necesario que salga toda la gente junta?
Los odio, quiero rociarles alcohol en gel en la cara a todos pero me lo olvidé.
Por primera vez desde marzo del 2020 salí a la calle sin el alcohol en gel. QUE AVENTURA.
Paso un rato caminando y llego a La Rural.
¿Qué es esta gente? ¿Hay un recital? ¿TERMINÓ LA PANDEMIA?
Hago unas cuadras más y pego la vuelta.
Me apuro porque cada vez hay más gente pero lo único que logro es NADA, así que freno a escribir y una pibita 20ñera me choca.
Me corro y me dice AY SORY en la cara y sin barbijo.
LA CONCHA DE TU MADRE PENDEJA. Dios menos mal que no tuve hijos, serian así seguro.
Me doy cuenta de que no paré de caminar desde que salí de Congreso. Me impresiono.
No sé si me duele el pecho o es puro flash.
Encima explícame esta humedad.
Que bajón si me duele el pecho en serio y por ende me muero ahora, así en la calle y con el pelo pésimo por el clima.
Capaz estoy mal alimentada.
Me quiero tomar un taxi y en esta esquina no se puede.
Camino una cuadra más y me parece que es hambre esto.
Dios mío viviría merendando. Ni almuerzo ni cena.
Merienda todo el día pero no se puede.
Todo lo que quiero no se puede.