Los Normales - 13. Me estoy dando miedo.







3 de Junio.

Sueño con Humberto. 

En el sueño Humberto está triste por mí. Me busca por todos lados pero no logra dar conmigo. 


Me despierto y me voy a bañar.


Todavía estoy medio dormida y cuando estoy pasándome el shampoo por el pelo, me viene una sensación re certera: Humberto está mal. Está triste, está confundido. Lo siento como si tuviera abierto un portal interno y estuviera viendo la matrix.

Tengo como un flash de la teoría de los multiespacios y siento que Humberto está donde está pero también está acá en mi mente, diciéndome que está mal. 

Me saco el shampoo.

Igual es un poco raro que esté “mal” por mí. No tiene sentido. Estoy muy dormida.

Me cepillo los dientes y sigo viéndolo en mi mente re nítido. Me impresiona un poco todo esto que estoy pensando. Me concentro y con mi mente le digo que lo quiero. Dudo que él necesite que le diga que lo quiero pero igual, se lo digo.

Está ultra casado, viviendo uno de sus mejores momentos, con su mujer y su hijo, no creo que me quiera.

No creo que me quiera no porque esté re casado y con un hijo, sino porque no me quiere. Punto.

En mi mente abrazo a Humberto, pero no es que lo abrazo a él sino a su alma, tipo Ghost.

Me estoy dando miedo.

Ahora pienso en Roberto. ¿Mirá si de tanta depresión se muere?

Me imagino yendo al funeral de Roberto. Me imagino llorando en el funeral de Roberto y me imagino que al funeral viene Humberto y me consuela. 

¿Será un deseo oculto esto? Algo le pasa a Humberto.

Capaz una parte suya está mal y sabe que nuestro vínculo es un caso perdido, y la otra parte suya es un negador sin alma, un robot.


Paso todo el día rascándome en el laburo porque no vino el jefe.

Seis menos tres de la tarde me voy.

Bajo por las escaleras porque el ascensor ya está lleno y me suena el celular: HUMBERTO.

TENGO PODERES OTRA VEZ.

Atiendo. Me llama por laburo. Ah. Me pasa con el socio. Ah, ok. “Dale, pasame”

Arreglo reunirme con ellos en su oficina. 


Jueves. Nos juntamos. Humberto, el socio, Luciana y yo. 

Charlamos de laburo y yo pienso que ya está, que listo. Que con lo de la otra vez ya estamos. Que no hace falta coger más. 

Trato de no mirarlo a los ojos, pero igual él ni me mira. 

Disimula, o en verdad ni registra lo nuestro. Capaz que ‘lo nuestro’ para él ya fue. 

Tipo, tiró esa el otro día pero ahora ya está. 

Pasó. 

 

Termina la reunión y me pido un taxi porque llueve.

Humberto sale sin decir ni ‘Chau’ ni nada. Se va. 

Me quedo hablando boludeces con el resto y pasan diez minutos. 

Toca timbre el taxi y llega Humberto. Ah mirá, volvió a entrar. ¿Adónde fue?

Me paro y agarro el bolso. “Bueno, vino el taxi, me voy”

De repente, Humberto viene conmigo para la puerta y me dice “Yo te acompaño” Ah, mirá. Bien, buena onda que me baje a abrir. 

Entramos al ascensor, miro el celular para chequear mensajes y de golpe veo un mensaje suyo de hace diez minutos que dice “Estoy en el auto, en subsuelo” 

AY LA PUTA MADRE. Guardo el celular. 

Lo miro y le digo: “Eh recién veo tu mensaje” 

No dice nada. No dice ni sí, ni no, ni blanco, ni negro. Nada.

Bue, qué sé yo, llegué tarde al mensaje. Ya fue. 

Pasamos Planta Baja, el ascensor no frena y sigue hasta el subsuelo.

Se abren las puertas, salimos y me habla pero sin mirarme: 

“Esperame en el auto, que salgo y cancelo tu taxi”

Ay la puta madre Humberto.

Camina, saca la alarma para que yo pueda entrar y él vuelve al ascensor.

Me quiero quedar y me quiero ir al mismo tiempo. 

Entro al auto.

Me quedo ahí petrificada hasta que pasan 2 minutos y lo veo volver.

Entra al auto.

Le digo “Oime boludo me tengo que ir”

Me agarra del cuello y me encaja un beso.

Le digo “Pará boludo, dale” y le bajo el cierre del pantalón. 

No me entiendo. 

Chapamos. Lo toco yo, de una, sin que él me diga nada. 

Intenta tocarme y le digo que no. 

Me dice: “¿Me pongo forro?” 

“¡¡NOO!! no cojamos, estoy ovulando”. 

Pensé que ‘lo nuestro’ se había terminado. 

No vine preparada para coger, menos en el auto.

Se arma la batalla de siempre pero al final gana.

 

Cogemos incómodos en el auto 4 ó 5 minutos y acaba.

 

Me duele la panza. Me estaba aguantando el pis y no me daba cuenta.

Nos acomodamos la ropa en silencio.

Pone en marcha el auto y dice “¿Me acompañás al kiosco?” Le digo que sí y es lo único que hablamos en el viaje. 

Hacemos unas cuadras, paramos en una estación de servicio. 

Bajamos y suena Movin’ on up desde un auto.

Movemos el cuerpo al ritmo de la canción y charlamos del laburo. 

Tengo la sensación de que es la primera vez que estamos haciendo algo normal.

 

Subimos al auto y me dice “¿Te tiro en algún lugar?” 

Qué forro.

“Llevame boludo, me cancelaste el taxi”

Humberto habla pero no logro escuchar lo que dice porque justo pasa un camión acelerando y hace un ruidazo que le tapa la voz.

Quiero que repita lo que dijo pero asumo que me bardeó.

“PERO BOLUDO ¡SOY TU AMIGA! Me tenés que llevar porque soy tu amiga ¿Ves? ¡¡ESTO es lo que me re jode de vos!! ¡Muy fácilmente te olvidás de que sos mi amigo!”

Pará. No sé si somos amigos, no sé por qué le enfatizo la GRAN AMISTAD que tenemos. Si fuésemos amigos, podríamos hablar de lo que nos pasa y hasta el momento no hablamos jamás. 

“Está todo bien, pero de golpe caes en estar mala onda y yo no entiendo si me querés o no me querés. Yo no soy así con vos, yo soy divina”.  

Ah bueno Fernanda frená ya. 

 

La cantidad de data que estoy tirando.

 

Humberto no para de acelerar el auto y poner cara de culo.

¿Le dije ‘no sé si me querés’? Estoy del orto.

Lo miro como diciéndole ‘Sos un pelotudo’ pero no digo nada porque va cada vez más rápido- Me da miedo que se esté enojando y que por el enojo choquemos. 

 

No entiendo por qué me salió todo este reclamo de golpe.

 

Hacemos más de diez cuadras en silencio y de repente me cuenta que cuando hicieron un laburo la semana pasada él y el socio, fueron “medio hijos de puta” con los empleados, y que los maltrataron a propósito. 

Me lo cuenta riéndose. 

Me está queriendo decir algo.

Acá hay mucho material para analizar.

 

Llegamos a la puerta de mi casa, frena y le digo: “Bueno che, mil perdones por el esfuerzo de tener que traerme…” QUÉ PELOTUDA SOY.

“Por favor, fue un placer” 

Nos saludamos con un beso en el cachete.

 

Me bajo. 

Me aferro al ‘fue un placer’

Me lo repito en mi mente en el ascensor. 

Fue un cumplido pero no me importa, porque me tranquiliza.

 

Entro a casa. Me meto en la cama y reviso el celular.

Tengo un mensaje de Roberto contándome lo de la ayahuasca: Que vomitó, que fue re groso pero que vomitó.

Capaz que a Humberto lo conozco de vidas pasadas.

Capaz vivimos juntos en la Atlántida. Capaz que él y yo estábamos destinados a salvar a la humanidad. O por ahí estamos comunicados telepáticamente desde no solo desde vidas pasadas sino para toda la eternidad.

Algo pasa acá. 

No es normal esta relación, no sé si puedo demostrarlo científicamente pero estoy segura de que me comunico mentalmente con Humberto.

Por eso me da bronca coger así con él.

 


Los Normales - 12. El tema no es el festival, el tema es tu depresión





20 de Mayo 

Pasan 3 semanas en las que hablo mucho con el socio de Humberto por el laburo pero nada con Humberto. Está bien así, no puedo verlo tan seguido porque no podría manejarlo. Hay que enfriarse.

Intento ubicar a Juan Cruz, pero se me escapa. Le escribo 3 veces. Una por semana.

“Paso mañana por tu casa ¿estás?” 

Nada.

“Che boludo ¿querés que pase el sábado? Confirmame si estás” 

Nada.

“¿Bobo estás para que pase mañana? Llevo vino” 

Nada.

Me clava el visto. 

Igual me resbala quedar patológica con él.

 

¿Lo llamo a Roberto?

No. Dije que no. 

No se puede caer más en la de cogerse al ex, sobre todo si el ex es este forro.

Mando mensaje al chat con Vero y Sole: “Boludas ¿qué hago? ¿Lo llamo a Roberto? Me dieron ganas qué se yo”

Vero me responde al toque “No sé, es un tema re personal Fer, qué se yo, por un lado por algo es tu ex, pero por otro uno tiene que ser honesto con lo que le va sucediendo emocionalmente”

Ay Vero jugátela con un consejo directo. 

Sole ni lo vio. La pudrí seguro.

Le mando otro mensaje pero directo a Vero: “Dale boluda ¡¿¡¿¡¿qué carajo hago?!?!?!”

“Ay linda no sé, no sé, qué se yo ¿vos que querés hacer? No sé, no quiero meterme. Pero recordemos que te revisó el celular. No está bueno eso”

 

Le mando mensaje para vernos a Roberto.

 

Terminamos de coger y se acomoda para dormir. 

Quiero que se vaya, necesito aire. 

La cagué cogiendo con Roberto. 

Le estoy dando un mensaje re erróneo. Y encima ahora tengo más ganas de verlo a Humberto.

 

Agarro un libro y veo que Roberto revisa su celular y pone cara de culo.

 “¿Qué te pasa, por qué tenés esa cara?”

Me irrita la cara de culo de Roberto. ME SEPARÉ POR ESA CARA.

“Nada ¿qué cara?”

“Esa cara Roberto tenés cara”

“No mi amor, no tengo cara, no pasa nada”

¡¿MI AMOR?! ¿¿WHAT?? SOY UNA PELOTUDA.

“Dale Roberto ¿qué te pasa?”

“Nada boluda, justo te iba a contar que discutí otra vez con el productor de la película” Ay dios mío este pibe me deprime y necesito des-deprimirme.

Llora. AH NO LO QUE FALTABA.

Habla del festival de no sé dónde llorisqueando, como si fuera importante.

Era obvio que no tenía que llamarlo. No me interesa nada de lo que me está contando. 

ESTÁS DEPRESIVO DE NUEVO ROBERTO LA CONCHA DE TU MADRE. 

Se lo digo, ya fue, necesito cortar esto.

“¿Por qué no vas a terapia y te dejás de joder? Sos TN TODO NEGATIVO boludo. Dejate de joder el tema no es el festival, el tema es tu depresión” 

Ya fue, que se curta.

Llora. “No, terapia no. Me parece que voy a hacer lo que me dijo mi viejo. En Córdoba hay un chamán re groso, capaz me lo presenta y hago lo de la ayahuasca”

“¡Ni se te ocurra hacer lo de la ayahuasca en este estado! ¿Mirá si te da un brote, boludo?”

 

Al pedo lo llamé. Ahora ya estoy preocupada por él. 

 

“No boluda, no pasa nada, vení”

Me agarra para coger y lo saco porque ya me bajó la libido.

Lo sigo escuchando pero con un oído porque en el otro tengo los auriculares y YouTube en un compilado de escenas de Meredith y Mc Dreamy.

Pero Roberto me va interrumpiendo los diálogos con su catarsis. 

Que se siente una mierda, que siente que nadie lo ayuda.

Necesito poner palo santo.

 

Se hace de día y Roberto se levanta para irse. No durmió y va a ir al asado que tiene sin dormir.

Me acuesto.

Me dejó cargadísima, no me voy a poder dormir. 

Es como si con su comportamiento me estuviera obligando a llamar a Humberto. 

Agarro el teléfono y miro el nombre de Humberto en Contactos.

Basta boluda, dejá el teléfono ahí.

Pongo pausa en Greys Anatomy y pongo la tele. 

Canal Europeo. 

Engancho una con mucho drama que ya vi. 

Por suerte la protagonista está muy enferma y al final se muere. Bien, así lloro mucho y sale todo.

 

Paso una hora y media llorando pero la bronca no se me va.

Miro el celular.

Dale boluda, no lo llames. ¿Qué sentido tiene? Cero sentido.

¿Qué vas a solucionar con esto? Nada vas a solucionar, vas a ir, vas a coger, vas a inhibirte, no vas a acabar, vas a volver y la vida va a seguir siendo una mierda igual, o peor porque encima vas a estar frustrada porque no acabaste con Humberto.

 

Me duermo. Sueño con él. En el sueño nos damos un beso en un ascensor y nos hablamos con la mente.

 

Me despierto y agarro el celular:

Le escribo: "¿Cómo andas?" 

Pasa medio segundo y me vibra. 

“¿Cómo va?”

“¿Tas por Caballito?”

Quiero ir a Caballito por media hora y sacarme la bronca. 

“Venite, dale” 

“En media hora estoy por allá”

 

Le miento porque todavía me tengo que bañar, cambiar y tomarme un taxi.

No me importa nada hoy. 

Creo que ni quiero acabar, solo quiero sacarme la mala onda que me dejó el pelotudo de Roberto. Me parece que me ojeó. Lo odio. No lo tengo que llamar más.

Tengo que buscarme un novio urgente. O un garche más o menos fijo. 

Cuando vuelva a casa me pego un papelito en el escritorio que diga ‘No coger con ex novios’ así lo repito como mantra.

 

Me llega mensaje de Humberto: “Ya estoy en la oficina de mi amigo”

 

Seguramente su mujer está en la casa, con el bebé. Dándole la teta. Por eso ahora tenemos que ir al estudio del amigo.

¿Le gustará a Humberto ver a su mujer amamantando al hijo o le bajará la libido?

¿La quiere? Sí boluda la quiere ¿cómo no la va a querer?. 

No quiero pensar más en su mujer pero no dejo de imaginármela desnuda. 

Dando la teta, pero desnuda. En sábanas blancas. Re flaca. Seguro no le quedó ni panza.

¿Humberto será cariñoso con ella? ¿Le dirá chuchi / chuni / pipi? ¿O le dirá por el nombre? ¿Y al hijo lo querrá? 

¿¡COMO NO LO VA A QUERER?! 

Bueno no sé, capaz lo vive con presión, como si fuera una carga. 

Capaz se engancha con el pibe recién cuando tiene 10 años y ya puede jugar al fútbol o tocar el piano, hacer algo útil. 

Capaz fueron re fríos sus padres con él y por eso él es un padre frío.

 

Llego y le mando un mensaje “Estoy abajo”

 

Baja. No nos saludamos. Subimos callados.

Entramos a la oficina del amigo y cierra la puerta con llave.

Me quedo parada con el saco puesto, el bolso, todo.

Dura. Fría. Nada, no hago movimiento. 

Se acerca él, me da un beso en el cuello y de golpe estamos chapando violentamente. Desaforados.

Pasan dos minutos de estar así y me quiere sacar la ropa.

“Estoy ovulando”

Es mentira, pero no quiero coger y no acabar. 

Ni freakearme con que si se rompió el forro y el posible embarazo. ¿Mirá si tengo un hermanito de su reciente hijo? 

 

Me chupa la boca, el cuello y todo el cuerpo.

Pierdo la voluntad.

Veo que se pone forro y en vez de sostener mi mentira le digo “Dos segundos y nada más”

No me responde. 

Cogemos un segundo pero lo saco. 

“Dale boludo, estoy ovulando” 

Luchamos pero al final me impongo.

Pasan 5 minutos de chape violento combinado con mi mano en su pito y de golpe acaba.

 

Qué bajón igual todo esto. ¿Cuándo vamos a salir de este círculo rarísimo con Humberto?

Me chupan un huevo Roberto y Juan Cruz y todos menos Humberto. 

No sé si estoy bien o mal. Siento desazón.

Siento que entre Humberto y yo pasa algo, no sé qué, pero algo pasa.

Tengo el cerebro desordenado. 

No tengo idea de qué es esto que tenemos y ni lo pregunto porque sé que Humberto no va a decirme nada.

 

Se incorpora y se viste en un minuto. Yo estoy muda y agarro la ropa que quedó desparramada. 

Estoy como lenta. No solucioné nada y me parece que me confundí más.

Hoy no hablamos una sola palabra más que mis dos o tres ‘estoy ovulando’

Ni ‘hola’, ni ‘vamos al sillón’ o al piso. Nada. 

 

Estamos callados.

 

De golpe mientras se pone la camisa dice “Lo nuestro es cada vez más freak”

PFFFFFFFF ¿PERDÁAAAAAN?

¿Qué? ¿Cómo? ¿¿¿¿¿QUEEE??????¿LO NUESTRO?

¡¿Humberto piensa que existe un ‘LO NUESTRO’?!

O sea que mientras yo estaba haciéndome esas preguntas su mente me escuchó. 

Esto es telepatía.

No sé si alegrarme o aprovechar y preguntarle qué piensa acerca de LO NUESTRO pero me quedo dura, no tengo reacción.

¿Querés que hablemos? ¿¿Necesitás que definamos ‘lo nuestro’??

 

De golpe sin pensar digo: "Sí, justamente ESO es lo que más me gusta”

Se sonríe y me dice "Sí bueno, pero" 

"Aparte sos muy freak NO TE HAGÁS EL NORMAL"

Se ríe. 

No tengo idea de qué carajo estamos diciendo.

 

“Tengo que salir rajando a otra reunión”

¿OTRA reunión? Lo de recién no fue una reunión, eh. 

Es obvio que se va a ver con la amante número 2. 

Tiene zapatillas de gimnasio, no va a ninguna puta reunión de trabajo.

Va al baño. 

Veo una birome en el suelo, la levanto y me la meto en la cartera.

 

Caminamos hasta la puerta y veo 3 monedas de un peso arriba del recibidor. Las agarro y me las guardo en el bolsillo. 

Salimos.

Me parece que ‘lo nuestro’ me reseteó.

No siento enojo ni depresión.

O sea, él piensa en que tenemos ‘algo’

O sea ¡¿piensa en mí?!

O sea ¿¡estuvo preguntándose acerca de ‘la relación’?!

 

Salimos a la calle. Mira para adelante, no me mira, pero caminamos juntos y frena en donde está estacionado su auto.

Desactiva la alarma y subimos. Arranca.

Quiero tener una conversación normal pero no paro de pensar en LO NUESTRO. Y en que según él, lo nuestro es FREAK.

No hablamos. Mira para adelante y yo para el costado. Cada tanto lo miro y no me mira.

De golpe me dice “Te dejo en la esquina ¿dale? Que tengo que seguir derecho”

“Dale, si si está bien”

Abro la puerta y le digo “Chau”

“Chau querida”

 


Los Normales - 11. Valen besos en el cuello






11 de mayo. 

Llego a lo de Juan Cruz.

Nos sentamos a tomar un café en su living. Hablamos de laburo. Se enteró por otro pibe que se reflotó el proyecto.

“Ese chabón la tiene re clara eh” dice de Humberto.

No le cuento nada sobre ese nuevo vínculo border que tengo con él y de repente le digo “Che ¿viste que vos siempre me jodés que nos fumemos un porro y que nos demos unos piquitos como en la fiesta de fin de año y que bla?”

Se ríe.

Me pega despacito en el brazo. 

Histeriqueamos.

“Ay boluda te morís por mí”

“No, es así, tengo un plan: Nos vemos, cada 10 días y ah pará no te pregunté ¿Cómo estás con Pau?”

“No me la nombres. Otra vez me pidió unos días”

GENIAL.

“Uh qué garrón. Bueno eso, nos vemos, miramos una película, y valen caricias, valen besos en el cuello pero no valen besos en la boca ni sexo-sexo”

Se ríe.

“Podemos abrazarnos pero nada más que eso” 

“Bueno”

“Bueno, dale”

“Vale que te toque ahí arriba del pantalón”

“Sí, pero adentro del pantalón no porque eso ya sería sexo y no quiero”

“Bueno”

Me dice ‘hecho’ y me pega en la rodilla.

Salto y pego un grito porque me quedaron las rodillas llenas de moretones del otro día con Humberto y Juan Cruz me dice “¿Qué te pasó?”

“Ay tengo un moretón justo ahí”

“¿Y cómo te hiciste un moretón ahí en las rodillas? ¿¿Te caíste??”

Sospecha que me cogí a alguien. 

Capaz tiene conmigo el poder que tengo yo con Humberto.


Me pongo su buzo y me queda como vestido.





Sueño. 

Hay un simulacro de inundación en el río.

Hay un barco lleno de gente, tipo el Titanic pero la gente sabe que es un simulacro la inundación. 

Por la inundación el barco choca y la gente se tiene que tirar. 

Un tipo se tira por una especie de tobogán acuático pero me quedo tranquila porque como es un simulacro, no se va a morir. 

Camino por la costanera y veo que al final todo ese borde de la ciudad y un poco más adentro, quedó todo inundado. No mucho igual, unos 20 cm.

De repente estoy con mis compañeros de la primaria, sólo los varones, que se van a poner a jugar al fútbol y se les complica porque la cancha está inundada.

A mi me gusta la imagen del pasto inundado y los pies hundidos y entonces saco una cámara de fotos rara porque es un cuadradito sin visor.

Qué moderna, pienso y cuando voy a sacar la foto me tiran un pelotazo desde otra cancha.

Ahí me tengo que encontrar con un pibe que conocí hace poco pero mis viejos no saben que voy.

Ah tengo 16 años.

Con el pibe me encuentro en un edificio que tiene varias ferias americanas y vamos a ver ropa.

Le muestro una campera y le digo “Mirá una así me voy a comprar”.

Bajamos una escalera de pésimo estado de mantenimiento porque el edificio es antiguo. 

A medida que bajamos se van cayendo pedazos de revoque y de cielorraso que de pedo no nos tocan.

El pibe de repente ve a una piba y va a saludarla.

Yo flasheo que es alguien con quien histeriquea así que sigo caminando como si nada, como si no me molestara.

Pero me hago tanto la desinteresada que lo pierdo de vista.

Freno para mirar a ver dónde puede estar y de paso avisarle a mis padres que se me va a hacer tarde.

Agarro el teléfono pero sin querer hago una videollamada a una piba que no habla español, porque me atiende diciendo “Hi!” re contenta y sigue hablando en inglés con un mood re entusiasta. 

Le digo en español “Ay me equivoqué” y le corto. 

En ese momento lo veo al pibe, que aún está con esa piba y me doy cuenta de que es la hermana.

Igual me da cosa meterme en la conversación con su hermana.

El pibe me ve y se acerca. 

Cuando lo tengo al lado hace la mímica de que tiene un cuchillo y que me lo va a clavar.

Entiendo que lo hace en joda pero no me parece un chiste normal y menos viniendo de este pibe. ¿Cómo, no era re amoroso?

Agarro el teléfono y anoto en un chat conmigo misma EL PIBE ME HIZO CHISTE COMO QUE ME MATABA y le pongo el emoji de la alarma roja.

Guardo el teléfono y el pibe me dice “Estás con frío ¿no? tomá te doy mi buzo”

Me pongo su buzo y me queda como vestido.

 

Me acompaña al último día del secundario, a una especie de ceremonia en un salón de actos y estamos todas despidiéndonos y nos largamos a llorar.

Fer saca fotos y dice “Las dejo en la Kodak de Nazca así hacen copias.” 

Seguimos llorando todas y ahí yo digo “Que raro no lloramos en el 94 y ¿lloramos ahora en este falso 94?

 

De ahí yo tengo que entregarle una botella con un paquete a una piba. 

Viene el pibe conmigo pero en el camino lo vuelvo a perder y yo me encuentro con la chica.

La saludo y le digo “Uy no tengo barbijo” porque me doy cuenta de que se lo quedó el pibe sin querer y ella me dice “Tranqui ya fue la pandemia”

Nos sentamos en un bar y se acerca otra piba que se sienta y dice “Ay boluda estoy re cansada, vengo de sacar entidades”

Escucho ‘sacar entidades’ y me tapo la cara para reírme.

Quiero abrir el teléfono para filmarla pero de repente la cansada de sacar entidades mira a su vaso de cerveza y el vaso va solo volando hacia ella, pega una pirueta en el aire y no se derrama nada. Ella lo agarra y lo toma.

Me quedo dura y siento como electricidad en un brazo.

Me enojo. 

¿Esta estúpida está haciendo algún truco a lo Copperfield? ¿qué le pasa?

La increpo y le digo “Mirá, sea lo que sea que estás haciendo cortala y andate CON RESPETO TE LO DIGO EH pero rajá ya de acá”

Las pibas se me quedan mirando porque en esta escena soy yo la mala y la de las entidades se cambia de mesa.

 

De repente estoy con mis amigos de la primaria y el Puma se pone a bailar así de golpe.

Le digo “¿Qué te pasa?

Y me dice “”No se boluda, estoy poseído”

Sigue bailando sin parar y yo lo veo por un monitor que lo muestra en dos partes: por un lado baila el cuerpo sin la cabeza y por otro la cabeza suelta en el aire.

 

Me despierto.