Vení conmigo que ahora te lo cuento

 



#Sueño

Estoy en un lugar que no conozco. Hay una cama que tiene vidrio. Esos vidrios que están arriba de las mesas y me tengo que mover despacio porque me da miedo presionar y romperlo.
Se corta la luz.
Estoy sola, es de noche. Camino y veo al mozo del bar de la esquina. Un pendejo.
Le tengo confianza así que le digo que me acompañe.
Llegamos a un lugar con luz y ahí también está mi casa.
Tengo dos lugares que son mi casa, pero acá estoy en piso 22 y digo “no mejor vuelvo a mi casa, total me banco subir 3 pisos a oscuras”
Subo los 3 pisos y estoy en una oficina. Ya no es más mi casa. Es un depto con buena vista.
Me siento en un escritorio e intento ponerme a trabajar pero me aburro y me quedo mirando la gente que hay alrededor.
Miro a un pibe altísimo que me sonríe y me pasa el chisme de quién se coge a la ascensorista.
Me molesta ese chisme. Le cuestiono para qué me cuenta eso y me dice “vení conmigo que ahora te lo cuento”
Salimos de la oficina y el plan es escabullirnos pero cae Dolores Fonzi lookeada como la personaje de Soy tu fan y nos pide porro.
“No tengo, pero él sí” le digo a Dolores Fonzi y el pibe me codea porque no quiere convidar su porro.
“Ahhh no no me equivoqué” le digo a Dolores Fonzi que revolea los ojos porque no nos cree.
Dolores Fonzi dice “¿Los puedo acompañar que no conozco a nadie en esta fiesta?”
Ahora ya es una fiesta, no es más un laburo.
Me cae bien Dolores y le digo “Dale, re” pero el pibe me vuelve a codear porque quiere que estemos solos en el balcón y le dice “Pará ¿ves esa de campera roja? tiene porro”
Dolores Fonzi se va a buscar a la de campera roja y con el pibe nos quedamos en el balcón que ahora es una terraza enorme sin muro, ni baranda, ni baldosas.
Parados sobre la membrana estamos, pero se ve que no nos importa, o no le importa porque se sienta, me dice “veni” y en un segundo estoy arriba suyo.

Me despierto.

El ex novio que le hace la psicológica







Re-escucho los audios de una amiga y justo en la parte en la que dice algo sobre la FANTASÍA vs la realidad, suena en spotify una canción de los strokes en la que Julian canta Don't expect the truth / This is a fantasy / I fight that feeling too

Le escribo la respuesta a ese audio y le cuento lo de la coincidencia.

ES RE ALGO BOLUDA, me dice, y se explaya más sobre el relato que me estaba haciendo.

“Tal vez use esto para un texto”, le digo y me dice “bueno pero no pongas mi nombre”.

Siempre me dicen eso mis amigos cuando les aviso que voy a usar algo para un texto.

Me duermo.

Sueño con mi amiga pero yo estoy como observadora. La escena del sueño por momentos son partes de Stranger Things, la 4ta temporada, y en un momento está el ex novio que le hace la psicológica y le dice cosas en otro idioma. 

¿Esto será lenguaje de oscuridad? me pregunto en el sueño, flasheando la contrapartida de los que dicen hablar en lenguaje de luz. En esa escena el ex se funde con su psicólogo y suman maldades pero yo no logro verles la cara. Me re molesta eso porque yo también tengo poderes en el sueño y mi poder es SACAR LA FICHA POR LA CARITA.

Ahi aparezco yo pero en dos realidades. La realidad en la que sigo observando y mi yo sentada en una silla de computadora. De un lado está Carla y estamos en el secundario, vestidas con el equipo de gimnasia después de un partido de handball en el que perdimos pero le pegamos una seguidilla de pelotazos en la cara a las de 5to, así que en realidad estamos triunfadoras, como si hubiéramos ganado el partido. Del otro lado de la silla está una amiga loca. MUY LOCA. La loca se le acerca a Carla, pidiéndole que la salude y le da un beso muy cerca de la boca y yo quedo aplastada entre las dos con asco y calor. ¿Qué quiere esta piba? ¿Por qué se mete en nuestra conversación? le quiero decir a Carla, pero decírselo con la mente no funciona. 

De golpe vuelvo a estar mirando la escena de mi amiga siendo controlada psíquicamente por su ex fusionado con su psicólogo y ahí logro ver que uno de los pensamientos que se pasan de una mente a otra, como un rayo es la frase “tenés que estar en el mundo corporativo” 

Me despierto sobresaltada


No tiene sentido. Ni su odio ni mi cuestionamiento






Pongo un video de un astrólogo español.
El astrólogo es medio vueltero pero necesito algo que no sean ni noticias ni música. No sé por qué.
Quiero terminar de ver Stranger Things pero si me meto con eso no me duermo hasta pasado mañana. Voy por el capítulo 5 y me da nostalgia. Pasaron re pocos años y todos esos nenitos están enormes. Siempre todos los nenitos dejan de ser nenitos. Demasiado rápido.
Igual no es solo por los nenitos en sí, el tema es que se me pasa rápido la vida. Este año cumplo 46 y me da bronca, me quedé en mis 42 pero porque me quedé en mis 37.
El astrólogo dice que no es Marte solo. Que entró en Aries y se encontró con Júpiter. Ay me da ternura ahí los planetitas reunidos tomando el té.
Ahora dice “una especie de destino, una especie de visión, una especie de objetivo vital. Marte con una misión. No es un Marte que quiere guerrear”.
Me duele la garganta y justo el español dice “el dolor de manifestarse”
Ahora dice que es como cuando te hacen una cura y te avisan “esto va a doler”. “Marte viene con esta misión y lo vamos a aceptar de buena gana” MIRÁ ESPAÑOL LO DUDO. NO QUIERO QUE ME DUELA LA GARGANTA

Ay noooo. Acaba de decir “Aceptar que la vida duele, aceptar que el deseo duele, aceptar que atreverse duele”

Astrólogo pará un poco que me vas a hacer llorar.

Freno y me voy a la cama. Es tarde, dormí poco porque ayer dormí mucho.

Me acuesto, agarro la compu para escribir.

Abro drive. Abro 5 archivos de documentos que estoy escribiendo y abro una 6ta ventana para poner youtube. Voy a historial y vuelvo a poner el pedazo de Intrusos con la medium. Qué surrealismo hermoso. Yo flasheando que la medium era UNA SEÑORA pero tiene 42. La edad en la que me quedé yo pero que a la vez me quedé en mis 42 porque a los 42 me quedé en mis 37.

Me duermo.

Sueño con un ex. El que me odia.

En el sueño está con su novia que todo el tiempo la veo de espaldas, o sea no le veo la cara y entonces pienso “Claro, no le veo la cara porque me odia”

No cuestiono el odio de la novia de mi ex en el sueño. No tiene sentido. Ni su odio ni mi cuestionamiento.

Me parece una locura que estén en la esquina sentados en una mesa, como tomando un café porque esa esquina es una verdulería.

En realidad es una verdulería porque de repente en el sueño es el 87’ y en esa esquina está el local de Mingo y su esposa. Dos italianos. Quiero decirle “¿Qué hacés en una verdulería?” pero me habla él. Mal, obviamente. Y me dice “Por favor guardame la ropa en una valija y trame también los discos”

Voy a mi casa que es la casa de mis padres del 87’ y mientras voy guardando ropa y discos en una valija pienso ¿por qué estoy haciendo esto que no quiero? 

No lo soporto pero como el protagonista es su odio hacia mí queda medio oculto que yo también lo detesto.

De ahí de repente estoy caminando por la vereda siguiente a lo de Mingo y no logro entender si le dí o no la valija pero aparece un descapotable rojo de esos antiguos. Ni idea la marca del auto pero me gritan SUBÍ y yo pienso en esa foto de los Arctic Monkeys.


Me despierto y veo que solo pasaron 5 horas desde que me dormí.

 

 


LOS NORMALES - 16. Se me activa la insegura que mendiga cariño.







15 de julio.

Sueño con Humberto. En el sueño nos tiramos a ver una película con poca ropa. Yo estoy en shortcito y Humberto está en calzoncillo. No me importa estar en short porque en el sueño tengo las piernas largas y flacas.

En el otro sillón está Sole. 

De golpe entra la novia de Humberto con el bebé a upa y yo me quiero matar. Nos mira, se sonríe y se va sin hacerse problema. Miro mi teléfono y tengo una notificación suya: me likeó una foto en instagram.

Eso me pone nerviosa, lo miro a Humberto y él me dice “Boluda, tranqui, tenés que disimular, está todo bien, somos amigos y estamos mirando una peli. Fue”

Me parece una pelotudez lo que dice.

Boludo estoy en shortcito y vos en calzoncillos.

Y cuando estoy a punto de discutir, me despierto.


Se hacen las 22:00, miro el celular y no hay mensajes. 

Cero señales de Humberto. 

Era hora de perder los poderes. Ya no va a llamarme cuando se lo diga con la mente. 

Tal vez me funciona cuando no quiero verlo pero como estoy desesperada por verlo, no se me activa el poder. 

22:05

Mensaje de Humberto.

Ayyyyyyyyyyyyyyyy.

Desbloqueo la pantalla del teléfono para abrir el mensaje de Humberto pero cuando estoy haciendo eso me aparece ROBERTO en la pantalla y como toco todo, atiendo el llamado. Uy la puta madre.

“Hola Fer ¿estás en casa?”

“En MI casa, sí”

“¿Vas a salir? Porque estoy abajo ¿puedo subir? Estoy mal”

¿¡PERO QUÉ ES ESTO!? 

“Ehm… subí dale”

No me devolvió las llaves nunca. No se llevó sus libros, ni su ropa, ni nada de todo lo que dejó.

Corto y leo el mensaje de Humberto: 

“¿Qué onda nena? Acabo de liberarme, te tendría que mostrar el pdf ese”

Ay dios. 

Golpean la puerta.

Le abro a Roberto y me parece que está medio en pedo. 

Se sienta en el sillón, se saca las zapatillas.

“Vení boluda” me dice.

“¿Qué te pasó?”

“Nada. Mi viejo, es un hijo de puta boluda. Fui a la casa a verlo porque hacía mil que no lo veía, y me dice, sentate, charlemos y me tiro un sermón de dos horas en que…”

Roberto se pasa veinte minutos contándome la maldad que tiene su padre con él.

Le digo “Bancame un segundo” y me levanto a buscar el celular.

¿Será una señal esto? ¿Será que no tengo que ver a Humberto?

LA SEÑAL es esta relación. NO ME CONDUCE A NINGÚN LADO.

Bueno Roberto para el caso tampoco me conduce a ningún lado, pero estoy permitiendo que siga acá llorando y yo haciendo acción social con él. Para variar. 

ES UNA SEÑAL.

Hace frío. No tengo que salir corriendo cada vez que a Humberto se le ocurre verme. Que se banque su ninfomanía.

Le escribo: “Mañana sería ideal” 

“Vemos cómo viene el día. Hablamos mañana. Saludos” 

Siento que se enoja porque no salí corriendo y se me activa la insegura que mendiga cariño.

“Ok mañana tipo 8 estoy por Caballito, te aviso”

“Vemos” 

Ese ‘Vemos’ es que quedó enculado porque no se hizo lo que él quiso.


Vuelvo a sentarme al lado de Roberto que me habla sin parar llorisqueando y yo no logro escuchar una sola palabra. Solo pienso en que si Humberto se enojó no me va a querer ver más. Y yo quiero coger con él. ¡¿Por qué no salí corriendo y que Roberto le vaya a llorar a sus amiguitas?! 

Le vuelvo a escribir a Humberto: “¿Pero podés mañana o no, honesty?” 

No me responde nada.

Estoy haciendo todo mal. Roberto me distrae, no me deja pensar bien la estrategia. ¿¡Cómo le voy a escribir todo eso!? ¡Qué horror! Igual lo dejo. 

Peor es borrarlo.

Revoleo el teléfono y me enojo conmigo. ¿¡Cómo puedo ser tan pelotuda!?


Cuando Roberto termina de llorar pido una pizza.

ESTE FORRO SIEMPRE ME HACE ENGORDAR.

No cogemos, obviamente. 

Roberto definitivamente me dejó de gustar y últimamente la idea de coger va de la mano de Humberto y de nadie más. 


Me levanto y Roberto ya se fue. 

Me voy a depilar y no está Marta. Está Romina que es la yegua que te quema.

Salgo con todo colorado y me da vergüenza que Humberto se de cuenta de que me depilé recién, porque va a ser obvio que me depilé por él.

¿Mirá si además de quemarme, me contagié algún hongo? Esa cera no estaba nueva. 

Le escribo a Vero y le cuento lo de la depiladora y lo del posible hongo.

Me responde al toque: “Pensá por qué todo lo que hacés POR o CON Humberto, tiene que tener un cierto ‘castigo’ Fer, todo lo digerís como sucio, impropio, indebido, ilegal y ¿por qué? Porque está casado y tiene un pibe, y eso para vos está mal. No digo que esté mal objetivamente, pero A VOS te pesa por como sos. Eso es Fer, no es un hongo” 

Lloro.

Me llega mensaje de Humberto: “Creo que sí podemos vernos, pero tal vez llegue un poco más tarde a lo de mi amigo. Antes de las 9”

Lloro.

Respondo “Dale”

Listo. Nos vamos a ver. Qué alegría, pensé que me odiaba. 

Ahora creo que ya no quiero verlo, sólo quería saber que no me odia y que quiere verme. Con eso me alcanza.


Entro a un local a ver ropa y se me va la señal del celular.

Chequeo la hora y veo que todavía tengo tiempo, así que tiro el celular en la cartera y me quedo como una hora.

Salgo, paro un taxi y le doy la dirección del estudio del amigo de Humberto. 

Ay qué boluda la felicidad que siento solo por el hecho de que lo voy a ver.

De golpe veo que tengo un mensaje sin leer de Humberto.

“Se me complicó al final ¿qué te parece si lo pasamos? Sorry”

Miro la hora y es de hace media hora. La concha de la lora ¡no! ¡No, no, no, no!

Quiero seguir siendo feliz. 

Le escribo “Buu estoy llegando ¿me vuelvo a casa?”

Nada. Diez minutos, nada. Quince minutos, nada.

Bueno listo, ya fue. Mejor, mejor. Así no voy, así no lo veo, así no cogemos.

No tengo que coger con él y ésta es OTRA SEÑAL. Como la de ayer. Dos señales seguidas de que coger con este pibe NO LE CONVIENE A MI SALUD MENTAL.

Le digo al taxista que frene, pago, me bajo y me llega mensaje de Humberto

“¿Vos estás por acá?”

Ayyyyyyyyyyyyy sisisisiisisis ¡¡veamonos veamonos!!

“Sí, a dos cuadras”

“Venite. Pero apurate”

Estoy a cinco cuadras no a dos y ya quiero irme sin haber llegado.

NO LO SOPORTO cuando está apurado. ¿Quién carajo se cree que es?

No me banco tener que ir coger un minuto y medio y salir corriendo. 

Es más lógico dejarlo para otro día. 

Ves boluda que el dueño de todo esto es él. Vos sos una MOMIA. 

No tenés personalidad. Estás a un paso de dejarte maltratar y decir “Ay bueno es que yo lo amo”. O sea, no sos maltratada físicamente porque a Humberto se ve que no le cabe pegar, pero estás a esto eh A ESTO.

Bueno basta basta basta basta basta basta. Callate. Dejame coger en paz.


Llego. Toco timbre. Pasan 2 minutos y abre la puerta.

Me mira de arriba abajo y nos saludamos con un beso. MILAGRO.

En el ascensor hablamos. MILAGRO 2.

Entramos y me siento en el sillón. 

Quiero estar relajada pero sé que Humberto está contando los minutos para abordarme, lo siento en el aire.

Corro la cartera del sillón y cuando vuelvo a mirar lo tengo encima.

Nos damos besos desaforadamente,como si estuvieramos comiéndonos. 

Pasan dos segundos de besos y cogemos.

Cogemos acelerados como si estuviéramos apurados pero en realidad es Humberto el único que está apurado. 

Cogemos unos minutos más rápido y porno y acaba. Obviamente yo no.

Me visto lento pero no me doy cuenta de que me estoy vistiendo lento hasta que veo que me mira fijo.

“¿Estás apurado?”

“SÍ MUCHO”

En el ascensor me dice “Si querés te dejo en la parada”

¿Por qué no puedo acabar con él? ¿Será un simbolismo y en verdad quiero terminar la relación y por eso no “termino”?


Frena el auto, le digo chau y me bajo. Sin beso, sin nada. 

Esto así no puede seguir.