2. Les doy un beso a las nenas y me voy.
15 de noviembre.
Me despierto y tengo mensaje de mamá, papá, Sole, Vero y el resto de amigas y familia.
Mamá además de decirme “Feliz cumple” me dice que me espera esta noche para cenar.
En el subte termino de revisar los mensajes de cumpleaños.
Me escribieron todos. Todos menos Humberto, obviamente.
No sé si se acordará de mi cumpleaños.
Quiero ver a mi familia pero otra vez van a empezar con las preguntas de siempre plata, novio, o peor por qué me separé.
Salgo del trabajo. Me siento en un bar y entra un tipo vendiendo biromes.
Tengo los auriculares puestos y de repente veo que el de las biromes se pone a discutir con uno de los mozos. Forcejean. Se gritan algo pero yo sigo con los auriculares.
Odio que me pasen estas cosas el día de mi cumpleaños porque siento que esa energía se va a quedar todo mi año.
Las chicas no me dijeron de hacer nada y temo que me estén haciendo una fiesta sorpresa. O peor que no me estén haciendo nada y yo quiero salir.
Olvidarme de todo.
No quiero cumplir años.
Odio cumplir años.
Cumplir años después de los 30 me hizo mal siempre.
Voy a casa de mamá y papá y hacemos la rutina de cada año.
Cenamos los cinco y las nenas.
Soplamos la velita, cantamos el feliz cumple. Todo.
Mi hermana se va a fumar al patio con su marido y yo me quedo con las nenas.
Mamá saca helado y les sirve a todos.
Grito “Uhhh ¡helado! ¿Me servís torta y una bochita de ese dulce de leche granizado que me está diciendo feliz cumple?”
“No María Fernanda. Ya te comiste una porción y media”
Discuto con mi madre.
Les doy un beso a las nenas y me voy.
Me trae a casa papá y voy todo el viaje llorando.
