Los Normales - 14. No me da ternura. No me da amor.






19 de Junio.

Sueño que salgo del laburo y me voy a un bar con amigos. En el sueño viene Humberto de golpe estamos en su terraza y es obvio que vamos a coger; pero entra un tipo que es una especie de mucamo suyo y me re molesta. 

¿Qué hace el mucamo éste acá? Le quiero preguntar, pero en el sueño no le hablo con la voz, sólo lo cuestiono mirándolo. 

Humberto se me acerca y le digo: “Voy al baño”

La botonera del inodoro no está y en reemplazo hay pegado con cinta scoch un pebete con jamón y queso roto, obviamente, porque no está recién puesto, es de hace un rato.

Volvemos a la terraza y Humberto me abraza. Me quedo dura, con los brazos derechitos porque está el mucamo y no sé si puedo abrazar a Humberto estando el mucamo presente. 

Tengo la sensación de que el mucamo es más bien el mucamo de su mujer. 

Humberto me mira, yo le digo que es cualquiera todo y que mejor me voy.

De golpe estamos hablando en Santa Fe y Junín sentados en la vereda. 

Humberto fuma y yo le digo: “El mucamo sabe todo ¡Sabe que mi hijo es tuyo!” 

Me despierto.

Ay dios mío, qué sueño.

Miro el celular: MENSAJE DE HUMBERTO.

“¿Qué hacés? ¿Cómo venís de horarios hoy?”

No quiero verlo. Le mandé un pdf de trabajo y ni siquiera lo miró. Me terminó respondiendo el socio que lo chequean en breve ¿Quién sos nene? 


Le respondo: “Me libero temprano ¿vos?”

Me baño y me cambio pensando en que le voy a poner los puntos. 


Llego a la casa de Humberto con cara de culo.

“¿Cómo estás?” me dice sin mirarme. 

No me cuestiono si está bien o está mal estar enculada y le tiro de una: “Me revienta que no me des pelota con cosas de laburo ¿te tengo que rogar que mires un puto pdf? Tu socio me responde que después lo ven y jamás me mandan el mail de devolución. ¡Dale boludo!” 

Sacada, sin medir.

Termino de decir eso y viene desde la punta del living, se sienta al lado y me dice: “Ay vení acaaaaaaaa”

Me agarra de la cintura y me da un beso en la boca, así de una. 

Creo que nunca chapamos así. 

Lo saco: “Basta, estoy enojada”

“Bueno ahora te voy a sacar el enojo” Me da otro beso.

Chapamos un rato largo. Creo que nunca chapamos tanto sin que me saque la ropa. Me da dolor de estómago de los nervios.

Me levanto del sillón, me sirvo agua y él se para también a chequear algo en su ipad.

Vuelvo al sillón y se me viene encima de nuevo. 

Me da un beso. 

Me chupa la boca, el cuello. 

Nos sacamos la ropa y cogemos.


Estamos en plena momento sexual y siento que todo esto es la cima de la felicidad, de la adrenalina, del placer, le da sentido a la vida. 

Que es la mejor vez. Que estamos cogiendo como nunca antes. Incluso estamos superando la primera vez, que había sido la mejor y tomo consciencia de que estoy soltando el control.

Estoy ahí, a punto de llegar pero Humberto me habla al oído con un mood porno: “Bueno ¿cuándo vamos a llegar juntos?”

Me quedo dura. Es otra piña esto.

No me da ternura. No me da amor. 

Me da violencia porque siento que me está acusando de frígida. Me ofende y a la vez me mete presión.

Igual, no tengo por qué ofenderme si me está diciendo frígida porque no acabé nunca con él.

Pero me ofende. No solo me ofende, me desarma.

Ay.

Ay no.

No no no no. LLORO. Lloro acá en pelotas, cogiendo.

No da, no da, no da, no puedo ponerme a llorar.

Lloro. Lloro mucho. Me tapo la cara. 

Lloro más que cuando se murió O'Malley en Grey´s Anatomy.


Humberto dice: “Ah no, esto sí que no me pasó jamás en la vida” 

WELCOME TO THE JUNGLE HUMBERTO QUÉ QUERÉS QUE TE DIGA.


Me saco la mano de la cara y veo que sonríe. 

Me mira con ternura. No sé si se da cuenta de que estoy llorando en serio. 

Dios mío. Me quiero matar. No puedo creer que me esté pasando todo esto a mí. 


Humberto para de coger y me dice: “Boluda, ¿pero estás bien? ¿Estás llorando?”

Basta boluda, pará de llorar.

Dios te lo ruego hacé que pare de llorar.


No puedo.

 

Me incorporo y me hago la desinhibida. 

Le agarro el pito y se lo chupo, así tengo tiempo de pensar mientras él está inutilizado.


Dale boluda calmate. Tranquila. Respira. Relájate.

No puedo parar de llorar mientras estoy chupándosela. 

Dios mío todo esto me sobrepasa. 

Pasan unos minutos, me canso y sigo con la mano.


Humberto acaba, yo saco la mano y me largo a llorar más.

Me quedo un minuto entero llorando en el piso. 

Capaz flashea que estoy haciendo un acting.

Humberto se me acerca. No me abraza, sólo me pone una mano en el hombro y dice: “No sé si preocuparme, alegrarme o qué”

¿Cómo alegrarse? Ay debe creer que acabé este pelotudo. 

Capaz estoy destinada a no acabar nunca con él, capaz es un castigo de dios porque me gusta mucho y me descontrola tanto que dios me manda no acabar como forma de tener cierto control sobre mí misma.

Jamás me pasó que me guste tanto un pibe y al mismo tiempo no poder controlar nada lo que esté pasando. 

POSTA ESTO ES UN CASTIGO.

Siento que él es el dueño de la situación y que yo soy un objeto de su living pero a su vez ser un objeto de su living me gusta. 

O ALGO de ser objeto me gusta.

Sigo llorando y le digo que no se preocupe. 

Me hace un mimo en la panza, tierno pero frío que en vez de relajarme me pone tensa.

Meto panza.

Me paro, me pongo la ropa. Agarro la cartera y me limpio la cara con un pañuelo de papel. 


“¿Estás bien? Dale, contame”

Lo miro y no le digo nada.

Insiste “Dale, contame”

“Me parece que sos más freak que yo, no sé si es lo ideal que te cuente qué me pasa”

“Al contrario, tenés que hablar con alguien más freak que vos porque te va a entender”


No tengo claro que me pasa. Puede ser que estuviera sintiendo tanto placer que cuando tomé conciencia, lo frené. Puede ser que me distraje, o puede ser que estoy nerviosa, o puede ser que me inhibo con él. O puede ser que como no puedo acceder a sus sentimientos, me cierro. O puede ser que no sirvo para el sexo casual y que sino siento que me quiere aunque sea un poquito como amigos, no puedo acabar. O puede ser que estoy totalmente loca.

Capaz lo amo.


“Me parece que estaba soltando el control y ahí tomé conciencia y pasó lo del llanto pero ni siquiera fue que me angustié sino que fue más una reacción del cuerpo, o sea es una cosa más física”


Pará. Si es una cosa física, ¿por qué entonces me largué a llorar cuando estaba soltando el control? Es una incoherencia lo que estoy planteando. Es obvio que o todo esto me pone triste y por eso lloro, o no me pone nada triste y en vez de tener un orgasmo, el cuerpo se equivoca y llora.


Por suerte no me cuestiona este delirio. Me escucha callado.

Termino de hablar, lo miro, me mira y me dice: “Y sí… es normal”


Me seco la cara. Me ofrece agua. Me ofrece un chocolate.

Como chocolate y nos miramos.

Tomo más agua y le digo que me pida un taxi.