Día 16-17 MartesMiércoles
Sueño con una amiga de la primaria,
Kari. Me escribe diciéndome que va al supermercado y que antes pasa por casa.
Paralelamente me escribe otra amiga y
luego otra.
Tres personas me dicen que van para
mi casa y una ahora que me doy cuenta ¿es de un trabajo?
Uh sí. Uh se me van a juntar las tres
amigas.
Salgo a comprar, apurada por todo
este quilombo de reuniones y la policía
me para pidiendo explicaciones.
No me sale la voz para explicarles y
les hago señas mostrándoles mi teléfono.
Me despierto sobresaltada.
Me duele todo y es de noche.
¿Es martes? ¿Es miércoles?
Aplauden y al toque ponen el
himno.
¿Estarán organizados?
O sea ¿cómo sabe el del himno que lo
tiene que seguir poniendo él? ¿O se turna con otro vecino?
Qué paja me da el himno.
De verdad re da este momento del
planeta para cantar todos al unísono Notti Magiche.
INSISTO.
Al final cuando decido levantarme ya
es miércoles, según dice el horario de mi computadora.
Esto me parece normal porque vivo
seguido en estas amebas espaciotemporales, pero igual siento la energía
rarísima.
Para mí hay mucha gente enojada. Lo
siento en el aire.
Avanzo con Roommates y en un momento
del miércoles me acuesto.
Son las 2 o las 3 de la tarde, no
chequeo.
Me despierto a las 10 de la noche.
Me pongo la playlist Little Sister
con canciones de Fiona y Alanis.
Toda esta situación me recuerda al 98.
Capaz hay algo similar en los astros.
El aislamiento me está pegando igual que
el primer día.
NO ME PEGA.
Los días se me pasan rápido y las
horas no me alcanzan.