LOS NORMALES - 1. Escribo poesía ¿sabías?

 




1. Escribo poesía ¿sabías? 


23 de Agosto.

Terapia.

“Ayer le stalkeé el instagram. Había una montaña con el hashtag #SanMartinDeLosAndes pero creo que es una foto vieja.

Me molesta muchísimo su éxito profesional porque me coloca a mí en un universo completamente distinto al suyo.

Cinco meses ya que no hablamos. Ni mensaje. Ni siquiera nos cruzamos las dos veces que fui a la oficina. Es más, el último contacto fue por Instagram. Me escribió para pedirme el contacto de un cliente. Sentí un poco de tensión, como si me quisiera coger. No sé por qué pensé eso. Nunca termino de tener la certeza de si le pasa o no algo conmigo porque cada vez que puede me snobea. 

Como que lo que subyace entre él y yo es un desprecio re sutil, pero está ahí. 

Lo siento. 

Si hubiéramos cogido me hubiera puesto esa distancia que pondría un C.E.O pasado de forro a una empleada. 

Mejor que quedó en la histeria. No sé si me hubiera hecho bien coger con él ¿qué decís vos?”

“¿Y por qué creés que de repente te pasas toda la sesión hablando de Humberto?”

“Ay ni idea. Me acordé de él. Punto”

Qué pesadilla esta mujer y sus bajadas de línea. 

Quiere decirme otra vez que me distraigo con pelotudeces. Chabones. Que no profundizo, que salto de una relación a otra, que ni siquiera son relaciones. Que me aburro de los que son modo novio y me engancho con los patológicos. Que soy negadora. Que tengo una idea fantasiosa de las relaciones y que cuando estoy en una relación que se va perfilando más estable, no me lo banco. 

Y que ya es hora de crecer. 

Y yo le voy a decir que así es Escorpio y ella me va a decir que en terapia la astrología no entra.

“¿Y al final te viste con Roberto?”

“Sí ayer. Me embolé. Me embolaba antes, más me embolo ahora que es un ex. No tiene nada de positivo coger con un ex me lo tengo que escribir en la pared. Al final siempre se cae en ese lugar. Siempre se coge por costumbre”

“¿Siempre? ¿O las relaciones que hacés vos caen en ese lugar? ¿Cuál es ese lugar?” 

Ay matate.

“No. Las relaciones que hago yo no. TODAS. Me vendría bien estar con alguien más imposible. Tipo Humberto. Aunque sea sólo para flashear romance en mi mente” 


Sábado. Salgo del Starbucks. Me subo al subte y pienso en Humberto.

Me pongo los auriculares. El subte está repleto. Parece viernes.

No aguanto que esté tan lleno y me bajo dos estaciones antes.

Miro el celular para ver qué hora es y leo HUMBERTO LLAMADA PERDIDA.

Me quedo mirando su nombre y se me aceleran las pulsaciones. 

Tengo miedo de tener arritmia. Me duele el pecho. 

Lo llamé con la mente. Lo llamé con mi mente no lo puedo creer.

Mi mente viajó a su mente y le dijo: “Llamame” 

Camino tres cuadras en el limbo. Re perdida.  Temblando. 

¿Para qué me llama?

¿Seguirá de novio?

No sé qué hacer.

 

Llego a casa y abro Instagram. 

Mensaje nuevo “¿Hola en qué andás?” 

Humberto. 

AH BUENO. 

¿Lo llamo? Ya fue

Es como que le estoy devolviendo el llamado, no es que estoy DESESPERADA por llamarlo. 

Voy a contactos. Busco Humberto y miro su contacto en la pantalla. Si en tres segundos se apaga la pantalla es que lo tengo que llamar. 

Cuento uno, dos, tres, cuatro, cinco, en seis se apaga. 

Lo llamo. 

Me atiende la casilla de correo y corto sin dejarle mensaje.

Ya fue. SUELTO.

Hago café y le mando mensaje al pendejo guardado en contactos como PendejoSexting: “¿En qué andas?”

Me responde a los dos segundos “Ey ¿cómo le va? Yo tranqui laburando”

Te llamó, te escribió, le re podés contestar su mensaje de instagram. 

Es ser cordial eso. Como si fuera una amiga. 

No te hagas cargo de que te gusta y listo. 

Ok. 

Le escribo a Humberto “Ey te llamé recién. Vi tu llamada perdida”

Pasan 5 minutos y no aparece visto. Capaz no le llegan las notificaciones.

Le mando un mensaje a Vir contandole todo esto.

Vir me manda un audio: “Llamalo boluda llamalo.”

Le mando el emoji del llanto

“Llamalo llamalo llamalo llamalo. LLA MA LO ¡dale! boluda”


Llamo. Atiende. 

“Hola…” 

Se me vuelven a acelerar las pulsaciones. Quiero ir al médico. Para mí estoy desarrollando una arritmia jodida y encima tomé el vaso más grande de Starbucks.

“Hola ¿cómo andás?” re apática porque  quiero disimular nervios.

“¿Cómo va?” C.E.O  

“Bien todo tranqui” Que hable él. Si él me contactó.

“Bueno. Nada. Voy a estar laburando hasta tarde. Venite si querés” 

¿Qué? ¿laburando?

Me desorienta. No entiendo. Qué raro todo. Capaz no me quiere coger. 

Y yo ahora quiero verlo. YA. 

Me activó esa cosa desesperante en el pecho que me activa sólo él.

“No sé digo. Si es que podés ¿O tenés planes para hoy?” 

No estoy preparada emocionalmente para verlo hoy. 

Mejor mañana. 

“Ehm hoy estoy un poco complicada pero puede ser mañana. O pasado” 

“Lo que pasa es que mañana viajo y no vuelvo hasta fin de año”

De repente veo un cartel luminoso en la mente que dice FIN DE AÑO. 

Se prende y se apaga. 

¿Qué subtexto hay acá? 

Es autoritario. Dominante. Forro.

Y yo caigo porque soy muy boluda. No es solo que él es forro. YO SOY MUY BOLUDA. 

Porque siento que tengo que ir, que no me queda otra. 

Se va HASTA FIN DE AÑO. 

Es ahora o nunca. Qué sé yo lo que pueda pasar de acá a fin de año.

“Ok. Te aviso más tarde por sí o por no” 

“Dale tranqui fijate. De última si no podés ya, venite a la hora que quieras. VOY A ESTAR TODA LA NOCHE” 

ME QUIERE COGER. 

“Dale, beso” 

“Beso” 

Corto. 

Tengo escalofríos. Tengo taquicardia y piel de gallina. Me quiere coger. Me quedo un rato dura mirándome en el espejo del living. Me cuento las pulsaciones en la muñeca pero pierdo el número porque no me puedo concentrar. Humberto pone en riesgo mis coronarias.

Me siento, pongo el cronómetro en el celular y apoyo el dedo índice de la derecha en la muñeca izquierda.

Le escribo a Vir.

“¿Y qué vas a hacer?”

“Y qué sé yo. Voy. Ya fue. Voy, cojo y que sea lo que Dios quiera”. 

Cuento los latidos y cuando llego a 90 dejo de contar.

Me baño y le escribo a Humberto “En veinte estoy” 

Me responde al toque “Dale” 


Salgo. 

Tengo frío y tiemblo pero no sé si tiemblo por el frío o por Humberto. 

Le escribo a Vir: “Debe seguir de novio”

“Bueno boluda, ya está. Vas y cogés. Y que se termine la histeria. Siempre entre coger o no coger la mejor opción es coger.”

Agarro el teléfono y busco en Wikipedia: arritmia.

Le mando un audio a Vir:

“Igual siento que coger hoy con Humberto no va a estar bueno. Estoy re nerviosa y él me va a garchar despersonalizadamente. Lo sé. Lo emana. 

No va a darme muestras de cariño. Aunque no está bien que vaya en busca de cariño YA SÉ BOLUDA. Cariño es cariño. Coger es coger.”

Vir me responde “Mantenete fría, pero disfrutalo amiga. Sino es al pedo”. 


Me bajo. 

Todavía tengo que caminar como ocho cuadras.

Me va a venir bien caminar y descargar la ansiedad.

La calle está re oscura pero no tengo miedo, porque le tengo miedo a Humberto y el miedo a Humberto tapa el miedo a cualquier otra cosa. 


Llego a la puerta de su edificio. Pasa gente y me paranoiqueo con que alguno sea un conocido de su novia que a la vez me conozca y que le cuente que me vio en la puerta de la casa de Humberto. 

Le escribo: “Estoy” 

Pasan como dos minutos y nada. Tengo dolor de panza y veo que viene Humberto caminando desde el garaje a 2 metros. 

Me tiemblan las manos.

“Ey”

“Hola ¿cómo va?” 

NERVIOSA. Esto no tiene ningún sentido. Tanto nervio ¿para qué? explicame. 

Humberto está re serio y me dice “Bien ¿vos todo bien?” 

No nos damos un beso. Nada. Somos dos robots caminando uno al lado del otro. 

Viene el ascensor. Subimos y le cuento que me dio paranoia. 

Pero riéndome y hablándole rápido porque siempre soy un poco aparato cuando estoy con él.

“Pero ¿por qué estabas paranoica?” 

Ay no sé ¿Porque VAMOS A COGER? 

Tal vez me invitó a cenar nomás y arriba está su novia con amigos.


Entramos. Me siento en una silla. Me ofrece café y acepto aunque sea el 5to café en el día y muy probablemente me acelere las pulsaciones más de lo que ya las tengo.

Está sirviendo el café y tocan timbre. ¿La novia?

Humberto atiende por el portero y dice “Bajo”

Sale de la cocina y me da el café. Abre la puerta y llama al ascensor. 

Me quedo sola. 

¿¡DIOS MÍO QUIÉN VIENE?! 

Aprovecho y voy rápido a tirar el café al inodoro. 

Vuelvo. Me siento en el living con la taza casi vacía y se abre la puerta.

Entran Humberto y un pibe. 

Me estás jodiendo. 

“Ale María Fernanda, María Fernanda Ale” 

Ale se sienta en la mesa y como si nada estamos los tres charlando. 

Ale dice: “Bueno entonces ¿cómo va a ser todo? ¿Qué tengo que hacer?” 

VINIMOS POR TRABAJO ME QUIERO MATAR. 

Humberto pone agua y coca light en la mesa. Abre su computadora y le muestra cosas a Ale. Miro el reflejo en el vidrio y veo archivos de Excel, fotos. No entiendo una mierda. Pasan cinco minutos de explicaciones sobre cantidad de gente, tipo de mesas y me parece rarísimo que estén organizando un evento.

No entiendo ¿Hay una fiesta y no me enteré? 

Ale anota cosas y de golpe dice: “Y vos ¿viniste por laburo o vas a hacerle algo para el casamiento también?” 

Me quedo petrificada. 

“No no. Vino a visitarme, ella” 

Me sonrío y tomo agua.

Se miran y siento que se hablan con el pensamiento. 

Me da nervios y para calmarme voy al baño. 

Qué raro todo. 

Hago pis y de golpe me cae una idea como del más allá ¿y si lo hizo venir a su amigo para enfiestarme? ¿Y sodomizarme? 

Flasheo violación. 

Pero ¿qué van a hacer después conmigo? ¿Matarme? No. 

No me van a violar. 

¿Pero si viene más gente y esto era una reunión de amigos y la termino pasando como el orto?


Salgo del baño y veo que están en el balcón fumando. Hablan en voz baja.

Me ven y vuelven los dos a la mesa. Humberto se va al baño y me quedo sola con Ale

“¿Y vos cómo andás María Fernanda? ¿Qué hacés?” 

Me saca charla pero me interrumpe al toque. Me cuenta cosas suyas. Que tiene una esposa y dos hijos. 

“Igual ¿sabés que tengo una amiga también? Está bueno tener una amiga porque me sirve de inspiración para escribir. Escribo poesía ¿sabías?”

“Ah, mirá que bueno”

“Sí. Está bueno tener una amiga que sea como una inspiración ¿entendés?” 

Mno. No entiendo ¿Qué me querés decir? ¿Es tu amante? ANDÁ AL PUNTO. 


Vuelve Humberto y le explica unas cosas más.

A las 11:15 Ale dice “Bueno chicos yo los dejo” y nos saluda. 

Humberto le abre y le dice “Si salís por el garaje está abierto. Cerrá fuerte y listo” 


Ok. Entonces yo no vine a una reunión de amigos.

Humberto sale de nuevo a fumar al balcón y yo voy detrás suyo, nerviosa.

Prendo un cigarrillo y le hablo de estupideces para ver si se me van los escalofríos que tengo por la impresión que me da todo esto y de golpe apaga su cigarrillo y entra. 

Apago el mío y entro.

Se sienta en el sillón chico y me hace ‘vení’ con la mano golpeando el sillón. Yo a esta altura soy su perro porque cumplo al instante con la orden y me siento al lado suyo.

Seguimos charlando de cualquier cosa y me pone la mano en la cintura. Me pasa la mano por la espalda y me dice “Che bueno entonces vos con el laburo ¿cómo venís?” No puedo ser coherente porque mi mente está en su mano viajando por mi espalda. Qué incomodo. 

Somos muy robots. 

Sigo dura hablando incoherencias y él de golpe se para. 

Prende la tele, pone un canal con música y se sienta en el sillón más grande. 

Yo me quedo sentada en el silloncito. Quieta.

Vamos a coger ¿pero cuándo y cómo? Me da nervios que me vea desnuda. 


Humberto ahora dice ‘vení’ desde el otro sillón. Le hago caso otra vez y me siento con él. 

Hace zapping sin volumen

“Che ¿no tiene volumen tu tele?” 

“Sí sí” 

Sube el volumen de la tele y nosotros estamos mudos. 

De golpe aparece  Melancholia. 

Le digo “Dejá” y es justo el casamiento.


Estamos recostados sobre el respaldo del sillón. 

Qué nervios. 

Se incorpora y me da un beso. 

No disfruto el beso porque me pone ansiosa pensar cuántos minutos contando desde ahora faltan para que nos pongamos a coger.

Se me tira encima. 

Parece que vamos a coger ahora, nomás.

No entiendo cómo pasamos del sillón al piso y se arma una lucha re intensa por la ropa. ¿ya me va a sacar el pantalón?

Estoy helada por el frío y por los nervios. 

Quiero que vaya más despacio pero no me animo a contradecirlo. 

Pierdo autoridad con él. Y me pasa lo que me pasa siempre que me gusta mucho alguien. Quiero coger y no coger al mismo tiempo. No sé por qué. Debe ser una patología. 

Hay mucha luz. Me va a ver el cuerpo amatambrado con el pantalón a medio sacar. 

“Che hay mucha luz”

Se para de un salto y dice: “¿Querés que apague todo? Apago todo eh no hay drama” 

Ay me da amor ese gesto.

FRIALDAD BOLUDA. FRIALDAD. TENÉS QUE COGER Y NADA MÁS.

Se me tira encima. Me da un beso, me chupa la boca, el cuello, me vuelve a chupar la boca y me quiere bajar el pantalón. Todo en dos segundos.

Él lo baja. Yo lo subo. Él lo vuelve a bajar. Yo lo vuelvo a subir y de golpe ESTOY DESNUDA. 

Hubiera preferido seguir vestida hasta dentro de un rato. Y en una cama. Tapada. 

Humberto se saca la ropa y queda arriba mío. 

Bueno. Ok. 

Mucho no entiendo qué está pasando. No sé si esto está siendo musicalizado con los diálogos de Melancholia o si no hay ningún sonido. Creo que no escucho nada. No sé si algo de lo que estamos haciendo me da dolor o me estoy haciendo pis pero de golpe freno todo violentamente y le digo:

“Pará pará. Voy un toque al baño” 

Me paro rápido y camino desnuda. 

Hago pis. 

No puedo pensar y creo que no puedo sentir. 

Todo esto es DEMASIADO.

Salgo del baño mirando para abajo para no hacer contacto visual conmigo misma desnuda en el espejo. No quiero ver ese espectáculo y arrepentirme de haber venido a coger.


Está acostado en el piso. Desnudo. 

Me acuesto en el piso para que quedemos uno a lado del otro mirando el cielorraso y charlemos un rato como si fuéramos los de Eternal Sunshine of the Spotless Mind tirados en la nieve pero apenas me acuesto se me tira encima. 

Chapamos y nos movemos por toda la alfombra. 

De repente estoy arriba. De repente estoy abajo.

Pasan 3 minutos de chapar violento y yo estoy desconectada de mi cuerpo. 

Me quiero pellizcar. ESTÁS ACÁ BOLUDA CON HUMBERTO. 

No lo registro. Es como si yo fuera una y mi cuerpo fuera el de otra persona. 

Eso me asusta porque si no registro puedo perder el control de la situación y si pierdo el control de la situación PUEDO QUEDAR EMBARAZADA. Noooooooooooo.

“Che aunque obviamente te vas a poner un forro ¿te puedo pedir que igual acabes afuera con el forro puesto?” No sé para qué me adelanto tanto.

De golpe se incorpora. Se pone el forro en medio segundo y me agarra para coger pero algo pasa. ¿Qué onda? 

Pasamos como dos minutos intentando coger y no lo logramos.

Seguimos chapando violento. Pero cada vez que intentamos coger no podemos. 

Capaz estamos traumados. 

Esto con gente más normal no pasa. Cogen y listo los normales. 

Nosotros nos estamos complicando la vida. 

Quiero frenar todo y charlar pero a la vez quiero que podamos coger y que funcione. 

Y encima me quedo sin aire por estar haciendo esta porno a un ritmo descomunal de cambio de posiciones al pedo porque no estamos logrando coger. 

Bueno igual ESTO también es coger.

Lo saco para poder respirar y le digo:

“Che relajemos. Estoy acostumbrada”

Estoy tarada e hiperventilada no pude haber dicho eso. 

Me responde canchero: “Seeee yo también” 

Entendió mal. Estamos diciendo cualquier cosa.

“No no. No estoy acostumbrada a ESTO. Estoy acostumbrada a mis nervios” 

Me echo la culpa. Claramente no estamos cogiendo-cogiendo por SUS nervios.

O por los nervios de ambos en el mejor de los casos.

Se queda callado. 

Hay un subtexto acá.


Respiro profundo para poder calmarme un poco pero en la segunda inhalación se vuelve a tirar arriba mío. 

Chapamos violento de nuevo. Me agarra fuerte de la cadera y yo todo el tiempo miro para abajo. 

No puedo mirarlo. Me da vergüenza. Creo que quiero llorar.  

ESTAMOS COGIENDO. LO LOGRAMOS. 

AY DIOS MÍO NO. NO NO NO NO.

Quiero todo. Casarme. Que me mantenga. Tener 3 hijos. Irnos juntos a Londres. Llevarle la valija. Ser su geisha. Su mucama. Su hija. Pero con incesto incluido. Quiero abrazarlo toda la noche. 

Quedarme acá mañana, pasado, traspasado, coger tres días seguidos.


Dios mío ESTO está por encima de lo que mis chakras pueden procesar. O mi psiquismo lleno de neurosis.

Estoy como en shock. 

Me doy la orden de abrazarlo pero no puedo. 

Humberto me hace fría y boluda. MUY BOLUDA. 

No fría superada. Fría retardada imbécil.

Nos ponemos en modo Kama Sutra y soy su súbdita. 

Hago lo que él quiere aunque me parezca bruto. 

Le bajaría la intensidad a todo pero no quiero ni darle indicaciones ni ponerme densa. No quiero ser yo.

Estoy ok con que sea todo medio pasado de energía porque no me conviene la ternura. 


Pasan 30 minutos de coger brutalmente, coreográfico, porno. 

Animales somos. Pero a pesar de todo ese despliegue acá no pasa nada. 

Ninguno de los dos llega y yo me canso.

Estoy haciendo más actividad física que cuando jugaba al Volley y le digo “Relajemos”

“No no dale” 

BASTA. 

Basta Humberto estoy cansada. Estoy desconectada de mi cuerpo.

Desconexión que no entiendo porque si hay una persona que me calienta entre todas las personas que conocí desde que nací, es Humberto. 

Me desquicia. 

Pero no estoy. Mi cuerpo coge, yo veo que coge, pero mi cerebro está acá hablando conmigo.

“Tranqui boludo. Mi cuerpo no responde”

“¿Ah no?”

“No. Qué sé yo. Seremos medio enroscados” 

SEREMOS. No sé si se hace cargo de lo enroscado que es.

Por suerte finalmente frena, porque al ritmo que estábamos íbamos a morirnos.


Quedamos desnudos uno al lado del otro en el piso. 

La estufa está al máximo y me da paranoia que una chispa caiga en la alfombra y se incendie todo. 

Y la muerte nos encuentre acá juntos y promiscuos. 


El recreo dura un minuto y medio porque Humberto se me viene encima otra vez y se pone todo porno peor que hace un rato. PORNO-PORNO.

Porno de película porno que no les creés que eso les de placer de lo porno que es.

Humberto acelera bastante el ritmo y pone cara de abducido por un demonio hasta que termina todo. 

Está agitado y se tira en el piso. 

Se terminó. Acabó. 

Quiero seguir. Obviamente no llegué. Estoy acá otra vez charlando conmigo.

De todos modos sabía que venía a coger y sabía que no iba a acabar. 

LO SABÍA. Intuición.


Sigo agitada. 

Esto es arritmia claramente y puede derivar en un paro cardíaco. 

No puedo morirme acá, este hijo de puta es capaz de tirarme al río para no explicarle a su novia que se le murió una mina en su casa. 

Me incorporo. Él se para, se pone la ropa interior, la remera y el pantalón. Todo en un segundo. 

Tengo el cuerpo re cansado. No puedo pararme todavía así que me acuesto de nuevo. Quedo en el piso desnuda pensando razones por las que no acabé. 

¿Los nervios? Yo no soy así ¿o sí soy así y me hago la ESCORPIO NO TIENE ESOS DRAMAS? Ya no sé cómo soy y tampoco sé si no acabar es UN DRAMA.

De golpe Humberto dice “Ehm vestite” 


¿PERDÓN? ¿Quién sos pelotudo? ¡¿¡¿QUIÉN SOS?!?!

Me enculo. “Bueeeeeno ya me visto nene YA ME VISTO”

“Nooo boluda pará. No no. Es porque estoy incómodo acá en casa. Entendeme” 

ANDÁ A CAGAR. 


Me visto rápido y voy al baño.

Salgo y está sentado en una silla. 

“¿Querés tomar algo?” 

“Sí agua Y YA ME VOY”

“Ay todo bien nena. No seas paranoica” 

VOS SOS PARANOICO. VOS SOS PARANOICO. 

Paranoico y forro.


Me asomo al balcón sin salir del todo para ver la plaza de enfrente. 

Entra viento frío y me quedo mirando la luna llena. Me dan ganas de abrigarme con una manta y que nos quedemos hablando toda la noche con café, chocolate, lucecitas palermitanas. 

Es como una película romántica pero sin el romance. 

El romance me lo estoy inventando yo. Es una porno esto nomás. 

Tomo agua y le digo “¿Me llamas un taxi?”

Pasan 5 minutos y tocan timbre. El taxi. 

Ok. Va a ser así. Vine a coger. Cogimos. No acabé. Qué sé yo es normal. No sé si es tan normal pero bueno. Listo. Nunca más. Ya está. Fue hoy y basta. 

“Sí ya va” dice él por el portero. 

Salimos y de golpe se abre la puerta del departamento de enfrente.

Salen 3 pibes. No creo que le buchoneen a su novia que estoy acá. 

Los miro y digo “¿Bajan?” 

Los pibes me dicen “SI” con la cabeza mientras siguen hablando entre ellos y llaman al ascensor. 

Ni miro a los pibes ni lo miro a Humberto que todavía está sosteniendo la puerta y le digo “Bueno nene te veo” 

Los pibes abren el ascensor y Humberto dice “Bueno nada. Un gusto que hayas venido” Le sonrío. Me acerco a darle un beso y quedamos entre la boca y la cara pero no me animo a darle un pico. 

Entro al ascensor y se me viene a la mente Lost in translation. 

Somos Bill Murray y Scarlet pero yo soy Bill me parece.


Entro al taxi. 

Son las 2. 

Llego a casa y me acuesto.

Sueño. 

En el sueño hay mucha gente y estamos en un aeropuerto. 

Humberto está con una rubia tipo Inés Efrón pero más alta. 

Él se le acerca y le besa la espalda. Ella está con un tapado entonces él lo que le besa es ese tapado no la espalda. Me muero de celos y la quiero matar. Es obvio que se coge a la parecida a Inés Efrón también. Lo miro y con la mente le digo que quiero que solamente coja conmigo pero en el mismo momento lo entiendo. Entonces todo bien cogé con ella. Todo con la mente se lo digo. De golpe aparece Sole en el sueño y la increpo “¿Vos te lo cogiste a Humberto también?”

Sole me responde “Sí pero antes de que te lo cojas vos”