Adolescentes a los 40 - Qué desgracia la existencia un domingo.

 




“Te quiero ver. ¿Será posible?”

Borro. 
No, será posible parece el reto a los gritos de mi madre en los 80’s.
“Te quiero ver. ¿Es esto posible?”
Bueno listo no sé escribir.
Borro todo y no envío nada.
Qué desgracia la existencia un domingo.
Pobre domingo, no es por el domingo en sí, es la energy.
“Qué energy de mierda boluda” enviar.
¿La desgracia o la tragedia de vivir?
La luz del Día de Callao y Corrientes me espanta.
Abro watsap para escribir esto en mi chat TEXTOS y agrego ESPANTA NO buscar mejor palabra.
Voy escuchando una playlist que me da vergüenza ponerla pública.
Scrolleo en el chat TEXTOS y tengo varios reenviados de otros chats.
Busco en destacados y tengo más de 20. En algún momento tengo que hacer algo con esto. No me va a servir para guión.
¿Qué personajes se dirían “Somos dos chocados” o “Esta relación es autodestructiva como yo”?
Igual se los mando a Guille en un mail que tenemos de solo diálogos de guión.
Vuelvo a watsapp y tengo mensaje del Hegemónico.
ME ALEGRO NIVEL INFINITO A LA INFINITO.
Que quiere verme pero que no sé qué con el auto. ME ALEGRO NIVEL INFINITO A LA INFINITO A LA INFINITO justo que lo quería ver y no sabía cómo mandar un mensaje de persona normal.
“Otra vez la desgracia esta, quiero llorar”
Ay dijo desgracia y yo justo anoté desgracia QUÉ CONEXIÓN.
Lo persuado. Ma qué auto ni qué auto, vayamos a una plaza, como adolescentes pero a los 40.
“Ya fue boludo, hace frío pero nos abrigamos bien”
.
.

LOS NORMALES - 19. Vos sos de esas minas que yo ni en pedo dejo.



25 de Agosto.

Sueño que estoy con Humberto. Le digo en el sueño que el otro día soñé con él. Me pregunta: “¿Qué soñaste?” y le cuento la parte de “Vos sos de esas minas que yo ni en pedo dejo pero que a la larga me dejan porque se aburren” y le digo: “Algo así decías, sé que no terminaba así pero en el sueño le doy ese final a la frase”

Ni me confirma ni me niega lo de ‘se aburren’ y nos quedamos callados comunicándonos con la mente.

Con la mente le digo: “Ya sé que vos querés decirme que me querés y que te encanto, pero que no podés porque sos frío y patológico.Te entiendo, no te voy a pedir nada, quedate tranquilo” 

Humberto se sonríe y me despierto.


La mujer de Humberto lo etiqueta en una foto con el hijo. En el texto de la foto dice: “Pa apurate con el trabajo así nos vemos” como si el que hubiera escrito el posteo fuera el nene.

Termino de leer “así nos vemos” y me suena el celular. 

Miro y tengo mensaje de Humberto: “Hoy estoy libre tipo 7 ¿nos vemos?”

Le respondo “Dale” aunque la teoría dice que tengo que hacerme rogar un poco y no hacérsela tan fácil;  no puedo y me pongo la excusa de que la vida es corta y que por ahí mañana me pisa un auto. Pero en realidad no puedo decirle que no porque soy su súbdita, vincularmente hablando.


Me subo a un taxi y el tránsito es un quilombo. De golpe el taxista clava los frenos porque se nos cruza un pelotudo en bicicleta y nos chocan de atrás. 

Grito. El taxista grita: “Este hijo de puta lo hizo a propósito” y se baja.

Se putea con otro que también se bajó y yo me quiero matar.

Tengo taquicardia por el choque y por estar llegando tarde al encuentro con Humberto.

En un segundo se arma un embotellamiento cinematográfico que me impide tomarme otro taxi y rajar.


Cae la policía. 

Le mando mensaje a Humberto: “Estoy unos veinte minutos tarde”

La cana me toma los datos y yo me pongo paranoica. No quiero que me enganchen como testigo.

Aprovecho que están tomándole los datos al taxista y salgo corriendo.

Ay dios mío me va a dar arritmia. 

Doblo y bajo la velocidad. 

Camino cinco cuadras hasta que se descongestiona y me puedo subir a otro taxi. 

Miro el celular y tengo mensaje de Humberto: “¿Pero a qué hora estarías?”

Siento que quiere cancelar y le digo al nuevo taxista que estoy apuradísima. Uy no le pagué al primer taxista.

No chequeo celular en todo el viaje y llego a su puerta 45 minutos tarde.

Que se joda. Él me hace venir de la nada sin poder decirle que no.


En el ascensor no hablamos. Entramos y me siento en el sillón. 

Hay café. Me quedo dos minutos sentada mirando la cafetera en la mesita dudando y se me viene encima.

Chapamos y al toque empezamos a coger, así muy típico suyo, ya me saca la ropa, ya cogemos. Ya todo. En un punto me alegro porque estoy apurada. 

De repente en el medio de todo el porno que estamos haciendo me dice: “Mirá como me ponés” y yo leo un subtitulado en mi mente que dice TE AMO BOLUDA, TE AMO.

Todo tergiversa mi psiquismo.


Paso cinco minutos en el estado de estar por acabar y de golpe Humberto acaba.

Yo quedo en el limbo. Colgada afuera de mi cuerpo. 

Pienso en esto. En estar acá con él desnudos.

Algo tiene que pasar acá, no puede ser solamente coger. ¿O sí?

No me doy cuenta y le estoy acariciando la pierna, pero cuando lo registro, paro.

Saco la mano y de golpe me vienen unas ganas incontrolables de llorar. 

Ay no no no no no no no. Lloro. 

Otra vez el papel de Andreita del Boca, pero no puedo parar de llorar. 

Me seco las lágrimas y siento que le tengo que dar una explicación.

“Mi cuerpo se confunde y en vez de tener un orgasmo, llora, pero es como una cosa del cuerpo, eh”

Se levanta, se pone la ropa interior, el jean y agarra la remera, todo sin decirme nada. Se mete en el baño.

Me visto rápido porque estoy apurada pero justo que yo tengo que irme rapidísimo, él está lento. 

El desencuentro constante es esta relación.


Desaparece. 

Pasan como quince minutos y nada.

Al final, se abre la puerta y le digo: “Uh boludo dale estoy re apurada”

Me baja a abrir. Nos saludamos con un beso en el ascensor porque justo sale un tipo que me deja la puerta abierta y le tiro un “Nos vemos” 


Salgo y quiero volver. 

Qué desgracia, me re gusta este pibe.


Sueño de nuevo con Humberto. 

Estamos en un petit hotel y nos re cuesta encontrar un lugar para coger. 

En el edificio hay mucha gente que nos conoce, no entiendo de dónde y yo le digo “Guarda que ese le puede contar a tu novia”

El me dice: “Me encantás” al oído pero me parece que son dos sueños superpuestos porque él está re calmo con el hecho de que lo vean y yo soy la nerviosa. 

Me despierto.


Pasan 5 días de la última vez que nos vimos y quedé aun en mood de coger. 

Algo tengo que hacer. Le quiero escribir pero no pasó ni una semana. 

Le escribo a Juan Cruz “¿che nos vemos?”


Estoy la oficina de Juan Cruz y hablamos de laburo. Me hace café y nos vamos a la sala de reuniones. Abre un Pdf, me cuenta cosas de su laburo. Mucho no me interesa y mensajeo al socio de Humberto inventándole que necesito una data, pero sólo para ver en qué momento puedo preguntarle si tiene noticias suyas. 

Se asoma una de las chicas de administración y saluda. 

Se va casi media oficina y Juan Cruz se sienta al lado mío.

Le toco la boca y se sonríe pero me sigue hablando de laburo. 

Con Juan Cruz puedo ser histérica.

Se pone a hablar por teléfono y yo aprovecho para mandarle un texto al socio de Humberto: “¿Che Humberto se fue, no?” pero esperando que me diga que NO me dice “Sí, sí, tenía que ir a cerrar el deal con esos clientes”


Juan Cruz da play a un video de una investigación sobre algo que ni idea y mientras me traduce lo que dicen, le hago caricias en la panza. 

Me habla y me mira la boca pero no hace nada. 

Cero beso, cero coger. Es el opuesto a Humberto, Juan Cruz.


Estoy volviendo a casa y en el subte stalkeo el instagram de Humberto. 

Confirmo que está de viaje. 

Hoy siento que estoy más grave que nunca desde que empezó todo esto. No puedo dejar de pensar en él. Quiero escribirle pero temo que no me responda. 

No soporto su rechazo. 

Le escribo. Estoy descontrolada. Capaz me tiene que venir.

“Ey, hoy hablé con Nestor y me mandó un print de pantalla de la revista online donde salió tu laburo. Te felicito, es genial”

Me arrepiento de decirle “Es genial” Es una expresión muy pelotuda.

No me responde. 

Pasa un día entero y sigue sin responder. 

Dos días y sigue sin responder. 

Tampoco aparece visto el mensaje.

Le debe haber llegado mi notificación y le chupó un huevo.


Sueño de nuevo con él. 

Está de viaje pero vuelve y me lo cruzo por la calle. 

En el sueño Humberto se parece a David Bowie en el 2000, lo veo por la calle y me llama por el apellido. 

Me doy vuelta para saludarlo y le digo:

“Ey ¿cuándo volviste?” 

“Hoy” 

¿Qué onda? volvió hoy pero no me mandó ningún mensaje y yo que venía pensando que seguro si volvía me mensajeaba. 

Se le acerca una mina y le toca la boca. Miro a la mina y me doy cuenta de todo. Humberto tiene otra amante. 

Me pongo histérica. Me quiero morir pero a la vez siento que es lícito que cambie de amante y que yo no puedo decirle nada. 

Es libre. O sea no es libre por su mujer, pero por mi parte sí.

Y yo no puedo decirle nada porque no soy la dueña de su no-libertad, la dueña de su no-libertad es la mujer.

Ahí me doy cuenta de que perdí el celular. 

Busco la billetera para ver si voy a un locutorio a hablar por teléfono y tampoco tengo la billetera. ¿O sea que me robaron? 

Quiero sentarme en un bar a tomar algo, para relajarme, pero no tengo plata. 

Me quedo sin plata y sin celular. 

Miro en frente y me doy cuenta de que ya no estoy más en Buenos Aires. 

Estoy en París. 

Entonces Humberto estaba en París ¿no en Buenos Aires?

Y yo sin plata en París. 


Me despierto y pienso todo el día en él.

Son las 6, miro el celular y tengo una notificación. Humberto comentó una foto mía en instagram. AYYYYYYYYYYYYY.

HUMBERTO COMENTÓ UNA FOTO MÍA. ESTÁ LOCO, LO VA A VER SU  MUJER. ¿No es más facil responder mi mensaje y listo?

Me suben todos los calores, voy rápido a la foto y es justo una foto de un auto antiguo que vi en San Telmo.

“Qué bien ese auto, por suerte en breve estaré por Buenos Aires”


LOS NORMALES - 18. Vengo para entender qué me pasa con Humberto



5 de Agosto. 

Sueño. Estoy en el casamiento de una amiga en común con Humberto, que solo existe en este sueño. En realidad no me queda claro si es amiga suya o de su novia. De repente estoy sentada con Humberto en un sillón, en un patiecito ambientado Pinterest y se nos acerca la que se casa.

Es cuarentona y yo siento un poco de angustia porque se está casando a los 40, lo veo innecesario y puro gasto de dinero que termina mal, pero no opino nada y sonrió. La que se casa nos pregunta cómo la estamos pasando y le pregunta a Humberto por su mujer. 

Su mujer no está. Se fue de viaje o de gira. No sé bien. De repente la novia de Humberto es actriz y hace teatro girando por todo el país.

La que se casa se va y Humberto me pregunta: “¿Por qué el otro día no cenaste en la reunión con tus amigas asumiendo que ibas a garchar?”

Me quedo muda y agrega: “Mirá que no hay obligación de garchar siempre eh”

“No boludo, ya se, pero sabía que iba a pasar en algún momento y bueno preferí no cenar así estaba livianita”

“No bueno pero no es que siempre que nos veamos tengas la obligación de coger eh”

“No boludo, pero yo quiero” 

Nos quedamos mirándonos fijo.

Le repito “Yo quiero, boludo”

Me dice algo más pero no le entiendo porque me habla bajito y se me va tirando encima en cámara lenta. Estamos boca con boca y le digo “Boludo pará, que está tu socio” 

Se distancia. Nos quedamos callados y vemos a lo lejos la fiesta que sigue sin nosotros.

Suena algo que creo que es Jazz y me dice “¿Sabés qué? Vos pertenecés a la clase de minas que yo ni en pedo puedo dejar pero que terminan dejándome porque”

Me despierto.

Hago fuerza para recordar qué me dijo ¿Por qué lo dejaría? No puedo acordarme. ¿Dijo “Porque se aburren”?

Decido que dijo eso aunque no me dijo eso, pero necesito darle un cierre al sueño. 

De golpe siento como un rayo de verdad absoluta que me atraviesa. Entiendo todo. 

No acabo con Humberto porque sé que coge sin quererme y yo ante todo necesito sentirme querida como ser humano. No es que necesito amor de pareja, pero no puedo coger con alguien que no me quiera. 

Bueno, sí necesito amor de pareja pero no necesariamente necesito estar en pareja. Es eso. Como no le puedo preguntar si me quiere o no me quiere, no acabo. O sea, le puedo preguntar, pero me va a decir que no, que no me quiere; entonces prefiero no enfrentar la realidad. 

Aunque por cumplido me diría que sí, que me quiere. Pero yo no le creería porque sabría que sería políticamente correcto.

Qué bronca no poder ser más simple y acabar con quien quiera bajo cualquier situación emocional. 


18:30. Mensaje de Humberto.

No me sorprende, porque soñé con él, entonces lo atraje por telepatía.

Chequeo mensaje y es sobre laburo. Que se necesita sí o sí una reunión urgente con todos.

Lo quiero ver, obviamente, así que le respondo todo que sí, pero le insisto con vernos en el bar de la vuelta de mi laburo, así la pelota está en mi cancha.

“No, venite acá dale que tengo todo en la compu” 

Bueno. Pero no vamos a coger. 


Llego. Me abre el socio que me saluda y se va. 

Bueno, no tiene por qué pasar algo. 

Pasamos una hora reunidos viendo archivos en la compu y tomando café.

Llamo al asistente del cliente desde mi teléfono, se lo paso a Humberto. 

Hablan dos minutos, me lo pasa de nuevo. Humberto me dicta un mail. Algo pasa con el dropbox que no nos llegan los archivos.

Laburamos un rato más. Se termina el café y me ofrece más.

Viene de la cocina con nueva carga de café y en vez de sentarse en donde estaba se sienta al lado mío. 

Ay. Me desarma la defensa psíquica y física si se pone tan cerca.  

Deja el café y me da un beso en el cuello. 

“Bueno ya está, ya trabajamos”

En un segundo y medio estamos chapando, no volqué el café de pedo.

Nos tiramos en el piso y me saca el pantalón. 

Hacemos la rutina de la lucha por la ropa.

Como siempre quiero estar más tiempo vestida de lo que él quiere que esté vestida y como siempre gana él, porque yo perdí autonomía desde que se sentó acá conmigo.

Cogemos y mientras cogemos paso por dos momentos de casi acabar. 

Acaba él y siento que quiere que me vaya inmediatamente de acá.

¿Qué me pasa realmente con este pibe? ¿Qué parte de este pibe me gusta? 

No logro entenderme, no logro entender la relación, no logro entender a Humberto. 

Vengo para entender qué me pasa con Humberto y nunca entiendo qué me pasa con Humberto, pero sigo viniendo.


Me doy cuenta de que se fue a la cocina y veo de refilón que está comiendo medialunas. ¿¡Otra vez no convida?! ¡¿Qué le pasa?!

Las ganas de comer medialunas hacen que me pare y me vista en un segundo. 

Entro a la cocina. “Che boludo ¿qué te pasa por qué no convidás?”

“Ay no, boluda, pensé que te estabas cuidando”

¿¿¿¿ME ESTÁS DICIENDO GORDA????

“¿Cómo cuidando? ¿Por qué decís eso? No entiendo”

“Te ofrecí cuando llegaste y me dijiste que te estabas cuidando”

Ah. Es cierto.

Pasa el gato que tienen acá y me da un poco de asco porque se me pega a la pierna y se refriega. 

“¿Ay qué le pasa al gato éste?”

“Viste. El gato es como sus dueños, SE QUIERE GARCHAR TODO LO QUE CAMINA”

Ay Humberto gracias por recordarme lo compulsivo sexual que sos.

Le sonrío y agarro el bolso. 


Salimos, nos saludamos con beso en el cachete y paro un taxi.

Me subo al taxi y siento que tendría que haberle dicho algo. No un reclamo, pero ALGO. ¿Por qué me deja pensando en él cogiéndose a otras minas?

A mil minas. No es necesario que haga eso.

En mi mente le digo al taxi que pegue la vuelta y que volvamos al punto donde me subí. 

Mensajeo a Humberto, en mi mente, y le digo “Che te llamo un minuto para hablar” 

En mi mente Humberto me responde “Claro” y yo lo llamo. 

En mi mente le digo llorando que estoy mal y que necesito volver a coger. 

Humberto me dice “Venite”. 

Voy, llego en un segundo, entro. 

Me tiro en el sillón a llorar pero no me queda la cara deformada, quedo re linda y maquillada a pesar del llanto. 

Humberto en mi mente me pregunta “¿Qué te pasa Fer?” y yo le respondo “Nada”. Cogemos en mi mente y acabo. Termina todo y me suena el teléfono. Es Roberto que quiere volver conmigo. Discuto en mi mente con Roberto, desnuda y con el cuerpo tonificado, en el living de Humberto, mientras Humberto me hace caricias en el pelo.

Bajo del taxi y entro a mi casa.


Adolescente a los 40 - Todo lo que termina, termina mal.






#Adolescentesalos40

.

Fragmento

.


Sueño con el Hegemónico

Me despierto a las 3 de la tarde.

Tengo tristeza, odio, frustración, desesperanza. 

Soy una de las chicas que solo quieren deprimirse.

No me acuerdo nada del sueño, solo la sensación que me quedó.


Me pesa muchísimo cambiarme y salir pero lo hago.

Camino, saco el teléfono y abro whatsapp. 

“Ayer hablé horas con el nuevo que me gusta, y me dejó de gustar”

Le mando ese audio a Mariana con 8 screenshoots y 4 audios del pibe.

Abro Spotify y pongo la playlist DepresiAn que es un poco más down que Domingo.


Necesito llorar. El pibe que milagrosamente me había gustado, resultó ser un pelotudo.

“Ah boluda es un pelotudo” me dice Mariana por mensaje. 

Miro los mensajes de todas mis amigas a las que les mandé los chats y los audios, y todas opinan lo mismo.

Es unánime.

Mejor que me dejó de gustar antes de verlo. 

“Me molesta muchísimo que no haya cumplido mis expectativas. Pero lo que más me jode es que no me haya sacado de la mente al Hegemónico” le digo por audio a Mariana que de respuesta me manda 3 audios bardeando al Hegemónico.

Los pico, no los escucho enteros porque me molesta que bardeen al pibe que me gusta. 

“Ya sé que hace meses que no sé nada de él pero ¿qué querés que haga boluda que me lo arranque de la cabeza? Dale”

“Tenés que salir a coger boluda”

“¿Para qué? si total es lo mismo. Lo único que me dio el último reencuentro con ex amores fue hacer la revisión sobre lo loca que fui con ellos boluda. Nada más”

Dios que furia que Mariana no me entienda.


Basta, me llamo a silencio. Estoy mala, 

Mala mala mala. 

La maldad que te da ser cuarentona y estar triste y enojada at the same time. 

Capaz me tiene que venir.


Ninguno de ellos es hegemónico y yo estoy otra vez instalada en la obsesión más ridícula de las que se pueden tener. 

Podría ser una obsesiva por el orden, que sería de gran utilidad al menos

O una obsesiva por coleccionar muñequitos de la Guerra de las galaxias, y algún día los podría vender.

No. Obsesionada con un chabón que ni idea de qué fue de su vida, que ni gusta de mí, que ni se acuerda de mí y que seguro tampoco en su momento le gusté tanto. 

Adicta al sufrimiento diría Moria. 

Y pensando en él antes de irme a dormir PORQUE ASUMÍ QUE POR ESO SOÑASTE CON ÉL, PELOTUDA. NO ES UNA SEÑAL DEL MÁS ALLÁ, DEJATE DE JODER. 

 

Me detesto.

Porque no es que esta obsesión me va a llevar a finalmente tener una vez más un vínculo con él. 

No.

Pero además, en el hipotético escenario en el que volvamos a relacionarnos ¿para qué quiero tener un vínculo con él? 

Todo vínculo, termina. Además de que encima, todo lo que termina, termina mal.

Freno la playlist DepresiAn y me pongo la playlist CALAMARDO, necesito escuchar esa canción en repet mil veces.


Detesto enamorarme. Saca lo peor de mí porque, de nuevo, yo no me enamoro, ME OBSESIONO.

Entonces ¿cuál es la gracia? NINGUNA. 

Pero además ¿si mucho no me enamoro, ahí sí puedo armar un vínculo duradero? ¿Y cuánto sería mucho o poco en términos del amor / enamoramiento? 

“¿Quién tiene la medida del amor, boluda?” le digo a Mariana y me responde “El amor no existe, boluda. Hay que salir y coger. LOS TIPOS SON TODOS IGUALES”


Cierro whatsapp porque cuando Mariana se pone así me dan ganas de discutir.

Y además sé que soy yo. Sé que estoy en esa en la que ninguna posibilidad de “amor” me cierra porque todo me lleva a preguntarme ¿PARA QUÉ?.

¿Para qué? si se va a arruinar. O lo arruino yo porque si estoy muy enamorada y el otro se aleja medio milímetro me convierto en una falopera que tiene que triturar y aspirar al sujeto que coloca como objeto de deseo; o lo arruina la vida porque simplemente se muere en fade out.

O capaz tengo esa percepción ahora porque NO PUEDO SACARME DE LA CABEZA AL IMBÉCIL DEL HEGEMÓNICO dios mío ya lo odio.

De repente tengo un recuerdo. Una palabra. Hace un tiempo me dijo algo de que quería que nuestra relación fuera, ¿duradera dijo?

Busco DURADERA en el chat con el hegemónico.

No. Duradera no era. ¿Larga?

Busco LARGA y doy con la frase que estaba buscando: “La fantasía es la de tener una relación que sea hermosa, larga, sin tormentos, que nos acompañe y no nos agote en lo que nos exige. Ejemplo: recursos. Tener una casa propia. Tener PLANES juntos de pareja. Tener anécdotas juntos con otros. Tener noción cotidiana de ubicación y contactos. Tener explicación de algunas cosas”

Miro la fecha y pasó más de un año de ese chat.

Más arriba hay un “Corrrrrrrecto” suyo en respuesta a un audio mío.

Doy play a ese audio.

Me odio cuando me escucho. Sueno cotidiana con él, con confianza. 

Qué pelotuda que soy por dios. 

El pibe diciéndome que prácticamente quería una chonga que no le queme la gorra y yo flasheando enamoramiento.

Explicame dios ¿cómo se puede ser tan pelotuda siendo tan vieja?