Me quedo 4 días seguidos en el estudio.
Es miércoles. Me hago la cabeza con que no paro de quedarme acá
durmiendo y vagueando todo el día. Lola no me dijo nada al respecto pero yo
siento una energía como si no le copara que me estoy quedando nivel vivienda
propia.
No puedo irme. Tengo como un imán
Ordeno. Me pongo las zapatillas y pongo la cartera con la campera
en el sillón así parece que acabo de llegar.
Ahora son las 4 y Lola todavía no vino.
No tengo nada para hacer. No me entró ningún laburo todavía desde
que entregué lo último.
Abro el excel para chequear cuántos dólares me quedan.
Decido buscar algo en Computrabajo. Cualquier laburo. De mierda,
mal pago, en un estudio de arquitectura, pero algo que me haga entrar un poco
de plata.
Encuentro 3 avisos y mando currículum, ejemplo de documentaciones,
remuneración pretendida. Todo. Bajo la remuneración al límite de lo digno así
me dan el laburo.
Pasa un rato y me llega mensaje de Juan: “¿Nos vemos hoy?”
Me alegro. Quiero verlo.
Vamos a un bar y de ahí al estudio.
Nos tiramos en el sillón y chapamos.
Durante toda la noche fue creciendo la sumatoria de cosas que
hacen que ahora me guste más.
AY ME GUSTA MUCHO y me da ansiedad no haber cogido todavía.
ME PREOCUPA COGER.
No sé por qué es tan importante para mí coger, capaz la gente no
coge tanto.
Estamos en pleno chape medio tierno medio porno y de golpe Juan
corta el beso y me mira.
Tengo la sensación de que me va a decir “che, sos re fea” o algo
así porque me mira fijo, pero me dice: “Escuchame una cosa ¿Querés ser mi
novia?”
¿¿Qué??
AH NO.
NO NO NO.
NOOOOOOOOOOOO.
ESTO NO PUEDE SER CIERTO.
Me enamoré.
AY ME ENAMORÉ es muy tierno.
Dos veces en mi vida me preguntaron “¿Querés ser mi novia?” La
primera, el loco Tito, a los 15 cuando iba en el 135 a la casa de
Solange, se me sentó al lado, yo lo conocía desde la primaria cuando íbamos
todos los Cristos a gritarle “Tito, ¿y el gato?” y Tito respondía “¡Me lo
cogí!”; y en el 135 se sentó al lado y me dijo “¿Querés ser mi novia?”
“No, ya tengo novio” Le mentí a Tito, obviamente.
Y la segunda: Juan, ahora.
Igual, qué se yo, es un poco rara la pregunta. Hace que me surja
la necesidad de debatir sobre qué es estar en pareja.
Bajarle línea, ponerme analítica.
Me lo quedo mirando.
Me parece que es el más lindo de todos hasta el momento.
No puedo ponerme a cuestionarle tantos tecnicismos.
No puedo explicarle lo que verdaderamente pienso de lo que
significa estar de novio, en pareja, siendo adulto. No puedo bajarle línea con
lo de que uno no está de novio de un momento para el otro simplemente por
decirse ‘che seamos novios’.
¡¡¡¡Ay me muero de amor, quiere que sea la novia!!!!
“Bueno, nada. Eso, si querés ser mi novia. Quiero saberlo porque
me gustás mucho y me doy cuenta de que esto no es simplemente vernos y coger”
¡¡¡¡VAMOS A COGER!!!!
“Emh… ja, eh… SÍ, QUIERO”
Quiero coger ya, quiero que nos quedemos en bolas, algo.
Algún tipo de ritual simbólico que certifique que somos novios,
pero son las 8 de la mañana.
Es de día. No sé si él es lento o yo soy muy ansiosa.
Lola va a llegar en dos horas.
Nos incorporamos.
Agarro las llaves así bajo a abrirle. Debería irme a casa.
Necesito dormir más de 5 horas de corrido en algún momento de mi vida.
Bajamos y lo miro en el espejo de planta baja.
La puta madre. No creo que nunca me aburra de verle la boca.
Y si él me deja me voy a poner más exigente. Me va a costar más
coger.
Chapamos un rato largo en la puerta.
Me caliento pero no hacemos más que chapar sin parar.
Subo y me duermo instantáneamente.
A las 10 siento la llave de Lola y salto de la cama.
La saludo y le noto cara de culo.
Por las dudas ni bien la saludo le tiro lo de “¿Querés ser mi
novia?”
Lola grita. Se pone emouyon “Es re dulce, ¡boluda! ¡¿¡¿No te
measte?!?!”
“No sé boluda dudo un poco. Qué se yo. ¿Es normal que un chabón a
esta edad diga‘¿querés ser mi novia?’ ¿Mirá si es un blef y al final me doy la
cabeza contra la pared?”
Mientras le relato todo a Lola me pongo un poco en postura de mina
superada que tiene claro cuando hay amor posta y cuando hay enamoramiento nada
más.
Temo que Juan tenga el gen asesino de Rolando. Quiero mantenerme
en mis cabales.
“No puedo flaquear, Lola”
Le doy un discurso: Que esta relación la quiero manejar mejor, que
este pibe no me va a tener como pelotuda, que no voy a dejar de hacer mi vida
por un chabón de nuevo. Que no sé si tengo o no tengo vida pero aunque mi vida
sea mirar el canal de sprayette, quiero hacerlo en paz sin estar deprimida por
un chabón.
Lola dice que me relaje y que Juan es distinto.
“¿Cómo sabés que es distinto, Lo?”
“Qué sé yo Rober, este por lo menos te dice de ser la novia,
Rolando ni te garchó.”
Me siento en la compu.
Lola me pregunta si tengo mucho laburo y le digo que sí, que tengo
tres cotizaciones de planos.
Mentira. No tengo una mierda qué hacer.
Le quiero blanquear que mandé tres curriculums a laburos.
No puedo seguir gastando ahorros.
Pero no quiero que sienta que abandono el estudio.
Igual no estamos haciendo ningún laburo juntas.
Bue, ya fue.
“Che boluda, mandé unos currículums. Tengo miedo que estas
cotizaciones no me salgan y no quiero gastar más ahorros. O sea, TENGO GUITA EH
pero no quiero tocar ahorros, pensé que por ahí podía agarrar un laburito y
venir acá cuando salgo de ese laburo”
“Ay Rob, pero estamos apostando al estudio ¡dale! Tenemos
proyectos juntas, boluda ¿no íbamos a ponernos a dar clases?”
Fuck.
“Sí, sí boluda, tranqui igual, no voy a dejar el estudio, o sea,
si llego a agarrar un laburo sería media jornada”
Mentira. No existen los laburos de media jornada en arquitectura.
O si existen jamás me tocaron a mí.