ADOLESCENTES A LOS 40 - Se me cae todo





#ADOLESCENTESALOS40

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Fragmento.

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Salgo y pienso en ese pelotudo. Ya está, ese es su nuevo apodo. 

Veo de lejos al docente con chupines y me doy cuenta de que estoy harta de que ese chabón use chupines. Basta no es 1991, no tenés 15, no sos uno de los Illya Kuryaki en los 90s.

Tengo odio.

Me siento premenstrual todos los días aunque no esté en un día que amerite eso.

Me golpeo con todo. Se me cae todo. Me duele todo.

Paso por el cruce de la vía de Flores y hay una mina charlando con un chabón y justo cuando paso, la mina dice: “Bueno y después de eso perdí la memoria 21 años”

¿Qué? Necesito retroceder y preguntarle todo.

Sigo caminando.

Ayer en análisis sentí que entendía todo.

Lo de ese pelotudo, lo de la separación y lo de todos mis ex. 

TODO ENTENDÍ. TODO. QUÉ GENIA MI ANALISTA.

Vi la luz, qué emouyon.

Salí le mandé audio a Laura relatándole rápido el último tramo de la sesión.

Doy play para escucharme.

“Ay boluda qué buena estuvo la sesión de análisis. La amo. La amo por el momento en el que cortó la sesión, que igual ya se había hecho la hora, pero yo venía hablando mucho de ESTE PELOTUDO y del otro. De uno y del otro, de uno y del otro así como comparándolos. Alternando. Y la mina me venía subrayando cosas de este pelotudo tipo ‘bueno evidentemente no puede sostener el compromiso que toma, no puede sostener la palabra, te dice ‘vamos a hacer esto’ y después te cambia el plan, pero después se arrepiente de haberte cambiado el plan’. Bueno todo así. De nuevo veníamos analizando todo eso. Entonces yo me pongo hablar de la ex del pibe y de la ex ex y reviso ahí que de la ex dijo que era su ex PAREJA en un momento, y en otro momento cuando él se refirió a “una ex” yo le dije ‘¿Quién esta chica última, tu ex pareja?’ y que él ahí me dijo ‘naaaa esa no es nada, esa piba no califica como nada’. Bueno nada todo eso de nuevo. La arqueología como decís vos. Le subrayo yo ‘entra y sale muy fácilmente de los vínculos, todo le chupa un huevo’. 

Pero con todo el mundo me decía la mina, y yo le digo ‘¡Ay qué suerte que tiene! o sea está re involucrado y de repente ya no más QUÉ ENVIDIA ME DA’ Y ella se levanta de un salto y dice BUENO, NOS VEMOS LA SEMANA QUE VIENE jaaaaaaa qué genia”


Todo entendí. Audio enviado. Pum. Cerré el capítulo.


Hoy desde que me levanté a la mañana que siento que no entendí nada. 

Me sigue gustando un pibe que brilla por su ausencia.

Soy pelotudísima.

Y vieja. Y con la vejez me estoy poniendo horrible.

Qué furia me da la gente en la calle.

Me subo a un bondi porque estoy harta de caminar entre estúpidos.

Todos estúpidos, yo incluida.

Me pongo en Spotify, una de las listas que me dan vergüenza ponerlas públicas y por el traqueteo del bondi se mueve la conexión entre auriculares y teléfono.

Se frena la música y una voz robótica dice Hora 17:54.

QUÉ ODIO ME DA.

Me la paso comprando auriculares que se trashean a la semana.

Los arranco del teléfono y los revoleo adentro del bolsillo de la mochila. Qué verga todo.


Mi atención de a poco se va a la conversación de la señora de al lado con su teléfono.

¿Cuántos años tendrá la señora?

“Bueno, hacele ese favor a la abuela, dale” dice.

Ah debe tener la edad de mi madre, o una década menos.

“Bueno está bien entonces pasame con Ori”

No tuve abuela en época de celular. Es más, mi abuela Isabel creo que tuvo teléfono de línea en los últimos años. Ni lo usaba.

¿Nunca hablé por teléfono con ella? 

“Hola Ori. Sí, tu abuela. Escuchame vigilá al abuelo que sé que anda mirando mujeres. Haceme ese favor hija. Sacale fotos y después mandame y contame lo que ves”