8. Se queda desarmado entre el piso y la pared.
5 de Marzo.
Miércoles.
Estoy en la oficina y me suena el teléfono. El jefe.
“Reunión querida. En mi oficina”
Entro y veo a Humberto.
Ayyyyyy.
Se me hace un nudo en el estómago. Se me seca la garganta instantáneamente.
Qué raro. No presentí nada de esto.
Digo un “Hola” general y me siento. Somos 8 entre mi jefe, Humberto y el resto.
“Fer, como les decía a todos, surgió la posibilidad de reflotar el proyecto del Sur. Probablemente viajemos, eso lo veremos, pero lo vamos a ver seguramente de forma remota con Humberto y Agustina por eso están acá. Vamos a laburar asociados. Así que vos Fer te contactás con ellos y manejás toda la comunicación”
La puta madre que me parió. No puedo poner ninguna cara rara y asiento todo con sonrisa.
La reunión dura 40 minutos en los que se habla del proyecto y vuelvo al escritorio. ¿Qué onda volver a trabajar con Humberto pero en esta nueva ‘relación’?
La libido se le va a bajar porque me va a ver más seguido. Eso nunca conviene.
Me llega una notificación.
Mail de Humberto con un PDF de 50 páginas.
Le mando unas preguntas pero quiero que quede claro que le estoy preguntando por el laburo. No lo estoy mensajeando por algo afectivo.
No me responde el mail. Me responde por watsapp.
Usualmente odiaría que me respondan algo laboral por watsapp pero a Humberto le permito todo. Vení pisame. Empujame. Yo feliz.
“Que hacés querida. Estoy con Agustina. Juntémonos todos y te explico bien”
Me pasa la dirección de su oficina.
Viernes. Me baño.
No estoy depilada. Mejor así no me tiento.
Llego. Humberto me abre la puerta y nos saludamos con buena onda.
“¿Cómo andás?”
“Bien ¿vos?”
“Bien”
Entramos al ascensor. Le hablo de la humedad. Me duele un poco la muela y se lo comento. Nada, amigos, calculo.
Entramos a la oficina, cierra y veo que le da una vuelta de llave a la puerta.
“No llegó Agustina todavía, arranquemos nosotros ¿Cómo anduviste?” lo dice sonriendo.
“Bien, tranqui”
“Qué lindo día es hoy ¿no?” Hay una humedad fatal se lo acabo de decir. No entiendo cómo le parece lindo día.
La oficina está casi vacía. No hay sillón ni nada que haga de recepción. Sólo hay un escritorio largo con computadoras. Nada más.
Mejor que no haya comodidad para coger. La libido en el laburo. De hecho creo que hasta no tengo nada de ganas de coger y hoy ni siquiera entiendo por qué la gente coge. Podría vivir sin coger.
“Vayamos viendo la data”
“Dale genial”
No nos miramos. Le hablo y miro para la compu. Va a estar todo bien. Incluso tal vez tengamos que viajar juntos en algún momento. Pero como amigos.
Aparte en este momento tengo la sensación de que no me gusta más.
Bah me gusta pero no me lo quiero coger más.
Me gusta pero para contemplarlo como si me gustara un actor o mi primo que me gusta pero no puedo cogérmelo entonces le observo la belleza de lejos.
Qué fuerte que está.
En realidad sí me gusta y sí me lo quiero coger pero creo que él ya no gusta de mí. Tal vez no pasa nada más. Tal vez se terminó la vez pasada y ahora solo somos personas con buena onda.
“Bueno igual hay que esperar que descargue esto. Mientras esperamos podemos” de golpe viene hacia para mí. Me corro para dejarlo pasar porque pienso que va a ir al baño pero no. No sigue caminando. Se queda ahí conmigo.
Me está abrazando. Me está dando besos en el cuello. Ay no me di ni cuenta ¿En qué momento pasó esto?
“No no no no pará pará pará”
Me pongo tensa
¿POR QUÉ CARAJO NO ME DEPILÉ?
“Dale boludo en serio pará. Me siento mal. Me tiene que venir”
Me sigue dando besos en el cuello pero ahora ya un poco más intenso.
Me corre la remera y me da besos en el hombro.
Me toca el culo por arriba del pantalón.
Me mete manos por todos lados y yo estoy desconectada del cuerpo.
No siento nada.
Odio a mi mente.
“Pará en serio laburemos”
“Bueno pero hay que esperar que descargue el archivo. Dale vení nena”
“No, no pará. Me duelen las tetas. Me tiene que venir”
“Bueno a ver dejame que pruebe” Me mete la mano en las tetas.
“Dale boludo pará en serioooo EN SERIO TE DIGO HUMBERTO”
Intento ponerme firme pero soy malísima y Humberto es un ninfómano que no se puede aguantar. Debe ver a una mina y se le debe activar la ninfomanía.
Se debe coger a toda la ciudad.
Seguimos chapando y chupándonos la boca pornográficamente y me doy cuenta de que de repente se bajó los pantalones.
“Dale vení”
“No boludo en serio ¿siempre hay que hacer lo que vos querés?”
“Bueno la última vez hicimos lo que vos quisiste”
Intento recordar la última vez pero así con él chupándome el cuello y tocándome por todos lados no puedo. Tengo la sensación de que yo le dije que no cogiéramos pero al final cogimos. NO HICIMOS LO QUE YO QUISE.
Le quiero echar en cara la vez anterior pero ya puso mi mano en su pito.
Estoy con cara de culo y le toco el pito enojada como si él fuera un novio y hubiéramos discutido.
“Nena qué bien te sale incluso enojada”
Ay qué bronca que tengo conmigo. Soy una sumisa de mierda. Me doblega. Me gusta tanto que me dice un halago chiquito y ya me tiene regalada.
Le toco el pito enojada conmigo.
Qué mierda. Cómo me gusta. No sé qué voy a hacer. No tengo pensado permitirme que me guste mucho. Sólo me tiene que gustar un poco y nada más. No flashear. Algo pasajero es lo más sano.
Chapamos violento y me quiero desvestir pero no voy a dar el brazo a torcer y solo sigo tocándole el pito.
Humberto se pone más porno
“Sos la mejor. Cómo me calentás. Qué bien que lo hacés”
Ya no le digo nada. Estoy caliente y no me depilé.
SOY LA MÁS PELOTUDA DEL MUNDO.
Vuelve a hacer un último intento de bajarme la ropa y le digo “No en serio, dale”
“Cómo me calentás boluda” No entiendo cómo con todas las minas que seguro se coge Humberto está acá diciéndome que soy la mejor ¿A cuántas le dirá que es la mejor? Bueno igual ¿qué te importa si se lo dice a diez o a una? Te lo está diciendo a vos. Punto. Creele. Si se lo dice a mil no es que pierde valor. Es lo que siente en este momento y cuando está con cada una de las mil sentirá que esa es la mejor.
Una por día se coge. Tal vez menos. Tres o cuatro por semana. Todas distintas. En el mes estará con ocho o diez. O más. Ay me estoy calentando.
Estamos en una posición rarísima en el suelo. Él en pito con el pantalón bajo. Yo con la ropa puesta sentada en el piso. Él encima.
Creo que me estoy clavando la punta del zócalo porque estamos en un ángulo extrañísimo.
“Dale nena dejame”
“No, no basta. Podés pero arriba de la ropa”
Todo porno soft porque no cogemos-cogemos. Sólo le estoy tocando el pito y él me está tocando arriba del pantalón.
Adolescentes.
Estamos así unos minutos más y de golpe acaba.
Se queda desarmado entre el piso y la pared. Agitado
Ay estoy re caliente ahora. Quiero coger.
Siempre tardo en caer que me calienta.
Boludo cojamos. Vayamos a una cama. Vayamos a un hotel ya.
Me quedo muda. Se levanta y lo sigo.
“Sos forro eh”
Mudo.
“¿Cómo podes ser tan pendejo con la edad que tenés eh?”
Lo reto pero sin enojo porque estoy caliente.
“Bueno las cosas tienen su principio y tienen su final”
¡¿Cómo!? Me pongo loca.
¿Cómo FINAL? ¿Final de qué? ¿Querés que terminemos esto? Forro.
“No bueno pero pará ¿por qué terminar hoy?”
“No, no bueno. Te entendí que vos ya no querías más hacer ESTO”
“No, no. Bueno justo HOY no quería, no es que no quiero. Hoy me siento mal.”
Se queda mudo. Me mira.
Ya sé. Re ambigua. No me entiende.
Nos quedamos mudos. Lo miro
“¿Y si otro día tengo ganas de hacer ESTO?”
“Bueno será cuestión de charlarlo conmigo” Ay qué canchero.
Me meto en el baño. Cierro la puerta y me miro en el espejo.
¿Qué te pasa con este pibe estúpida?
Nada. Me calienta. Punto. Me calienta y no puedo entender cómo no llego al orgasmo. Es como un castigo de dios. ¿Y si nunca más me curo esta traba que tengo con él porque me pone nerviosa?
De golpe se me viene del cielo la imagen de mi amigo Gustavo.
Gustavo y su novia.
Gustavo revisándole el celular a su novia y su novia contándole a sus amigas que iba a ir a encarar a una minita que descubrió que Gustavo se cogió.
Salgo del baño y ni lo pienso
“Mi amigo Gustavo le revisó el teléfono a su novia y descubrió que sabe que él cogió con otras. La novia va a encarar a una de las pibas. Me da miedo”
“Bueno pero ¿qué tiene que ver? Esa gente será pelotuda conmigo ESO no pasa”
“No, ya sé pero qué sé yo. No puedo dejar de pensar en ESO”
“Bueno pero ESO no tiene nada que ver con ESTO. Además nena yo soy RE FIEL”
Ah bueno.
AH BUENO. ESTAMOS TODOS LOCOS.
El nivel de negación que tiene este señor.
“JAAAA SE SE PFFFFFF”
No lo quiero bardear mucho porque me acuerdo de todas mis amigas diciéndome que no es gracioso cuando me pongo en irónica que disfraza agresión con humor.
¡Pero este chabón me está cargando haciéndose el fiel!
Me mira enojado
“Mirá nena ESTO que pasa acá pasa solamente con vos”
ES UNA PIÑA EN EL ESTÓMAGO ESTO.
Pero esas piñas de mentira que pegás, explota algo y salen corazones de colores.
No sé qué hacer. No me sale sonreír ni festejar ni darle un abrazo.
Me quedo todos estos segundos muda. Tensa.
Cojamos ya. Casémonos.
Romanticismo Grey’s Anatomy de nuevo me da.
Horrible.
¿Qué mierda es lo que tengo con él?
¿Es como en esas películas en las que los personajes no hablan y no pasa nada en apariencia pero por lo bajo pasa DE TODO?
No me sale preguntarle qué se supone que somos.
Me queda cómodo no hablar. Ser fría. No me quiero enamorar. Quererlo lo quiero obvio. Lo aprecio ponele. Pero no sería nunca su novia. No podría enamorarme de él. Es muy forro.
Bueno no sería nunca su novia pero porque ya tiene novia. Y encima la embarazó y se casó. Igual no soy su estilo de mina.
AY DIOS MÍO ME ENCANTA.
Se descarga toda la data en el rígido y me lo muestra.
Pasamos de eso que nos dijimos a esto de estar mirando archivos de Excel con cien mil casilleros de colores.
Se me acerca a la compu se me pone al lado, abre los archivos y me caliento.
“Ahora me quedé caliente boludo” le digo bajito porque me da vergüenza lo de recién. Se sonríe.
Nada más.
Él es el que indica cuándo esto arranca y cuándo esto termina.
Quiero llevármelo a un hotel y tener dos horas de sexo violento pero ya pasó el momento. Lo perdí. Como siempre con Humberto. Me la paso perdiendo los buenos momentos y después me la paso reflexionando sobre por qué me los pierdo.
Estamos con cuatro archivos abiertos y de golpe entra Agustina.
Nos saludamos y se incorpora a la reunión.
Pasa una hora y caen dos empleados más. Charlamos.
Pasan dos horas y de repente nos volvemos a quedar solos.
Está bajando el sol. Entra un rayito desde la ventana y le pega en los ojos.
Estamos hablando de fechas, de posibles reuniones y de avances del proyecto y de golpe hacemos contacto visual.
No sé por qué me lo quedo mirando.
Le miro los ojos que están más celestes porque le pega el rayito de sol.
Se me cruza en la mente lo que me dijo hace un rato y me sonrío.
Me mira y se sonríe.
AY DIOS. ES UN RE MOMENTO DE PELÍCULA ESTO ¿O YO ESTOY FLASHEANDO?
“¿Qué?” me dice
“No nada”
Es la primera vez desde que empezó todo esto que nos miramos a los ojos sosteniendo la mirada por más de medio segundo.
Termina la reunión. Agarro las cosas para irme y lo despido con un beso en la cara. Casi en la oreja. Acá no pasa nada. Aunque lo llamaría más tarde para cenar y después coger. No lo voy a llamar pero si me dieran ganas de llamarlo no podría. Me tengo que autocensurar porque seguro se malflashea.
Fóbico.
No, no es tan fóbico. Está esperando un hijo. Los fóbicos no tienen hijos. Aparte mientras yo no quiera hablar del tema ‘¿Qué es ESTO que hacemos?’ Humberto no va a malflashear.
Esas estrategias siempre salen al revés.
Te dicen no te enamores y te enamorás. Porque el inconsciente anula el NO. Decime ‘enamorate’ y ahí sí seguro no me enamoro.
Bueno pará igual no dijo ‘No te enamores’
Ay estoy mezclando recuerdos de otra gente.