LOS NORMALES - 9. Qué tristeza este espectáculo.


 



9. Qué tristeza este espectáculo.


10 de abril.

Me suena el teléfono y es Roberto.

“Hola Fer ¿en qué andás? Te extraño boluda. Te quiero ver”

No le respondo.

Llego y saludo a mamá y papá. Mamá me da un beso en la frente. Papá me abraza. “Tu hermana al final no viene. Llamó a último momento avisando que le cayeron de sorpresa los suegros”.

Nos sentamos a comer con la novela de Cabré de fondo.

¿Cuánto tiempo más vivirán? Dios mío me muero si se mueren. Se van a morir obviamente pero no sé qué voy a hacer cuando se mueran.

Me angustio y me voy al baño. 

Me lavo la cara porque se me pone la nariz roja de aguantarme el llanto. 

Hago pis y me siento un rato en el borde de la bañadera. 

Pienso en mi infancia. En los veranos en la playa. En mis 15. 

Ay son tan buenos. 

Lagrimeo y me vuelvo a lavar la cara para que no se me note. 

Vuelvo a la mesa y ya no hay más comida.

Mamá levantó los platos y hay tres tazas de café.

“¿Mamá guardaste la hamburguesa? ¿Me la das que no terminé de comer?”

“¡No! María Fernanda te comiste una. Suficiente. Para vos está bien así”


Voy al patio con el café. Me prendo un cigarrillo y le escribo a Roberto.

“¿Qué hacés?”

“Nada. Tomando una cerveza con los chicos ¿Da para vernos?”

“Dale” 

Veo que se levanta papá y apago el cigarrillo. 

Sale al patio y se acerca

“¿Querés?” Papá siempre me da un Ferrero Rocher a escondidas de mamá.

Me lo como de un bocado y lo saludo.

Paso por la cocina y saludo a mamá que me pone cara de culo no sé si porque me siente olor a cigarrillo o porque tal vez vio lo del Ferrero.


Llego a la puerta del bar y le mando un mensaje a Roberto porque no quiero entrar ni en pedo. Seguro está con todos esos boludos de su laburo.

Pasan 3 minutos eternos y el mensaje no aparece visto.

Entro y lo veo en el fondo con 4 pibes más. 

Nos miramos, lo saludo con la mano y me hace señas de “Vení vení”

Qué paja toda esa gente.

“Ey ¡¿cómo andan?!” Sobreactúo simpatía y cuando lo saludo a Roberto me da un abrazo.

El perfume está ok. Nos separamos, lo miro y de repente quiero estar cogiendo pero ya, sin todo este preámbulo que vamos a hacer.

Nos quedamos una hora más y yo me tomo tres copas de vino.


Salimos, nos metemos en un taxi, él le dice su dirección y me encaja un beso. Chapamos todo el viaje desde el bar hasta su casa. 

Creo que estamos un poco borrachos.

Llegamos, paga y bajamos.


Chapamos todo el viaje en el ascensor. 

Entramos a su casa y me dice: “Me regalaron flores”. 

Arma un porro y salimos al balcón a fumar. 

Me pega para el orto el porro así que me mantengo con tabaco. 

Además se abrió otro vino este pelotudo.

“Y Fer ¿en qué andás?”

Me tiro encima y nos ponemos a chapar ahí. 

Quiero ir a la cama pero nos estamos desvistiendo. Ya fue.

Cogemos en el balcón pero creo que no hay luz. Creo.

Con Roberto tengo estudiada bien la posición para acabar, así que a los dos minutos de empezar a coger, acabo.

Uh que ganas de sacármelo de encima.

Seguimos un poco pero siento que se distrae y aprovecho para incorporarme.

“¿Todo bien si voy un toque al baño?”

“Sí, sí obvio”

Salgo del baño, agarro la cartera y le digo “Che me parece que me tomo un taxi no me siento un poco bien” y me río por el chiste de la mina de la tele.

Roberto me abraza y me chapa. 

Me saca la cartera y la tira en el sillón de nuevo.

“Haceme la paja dale boluda no te vayas”

“Bueno boludo pero a vos se te cortó la cosa, no la corté yo”

“Dale boluda haceme una paja dale”

Qué ordinario queda con medio pantalón caído. 

Su culo no me gusta nada. 

Que paja tener que hacerle una paja.

Me lo chapo pero no lo toco así que termina refregándose en mi pierna.

Qué tristeza este espectáculo, por dios.

Acaba medio adentro de su ropa interior y mientras todavía está acabando lo empujo.

“Dale me abrís”

“Ay qué mala che”

“¡¿Cómo que mala?! ¡¡Si acabaste!!”

“Bueno pero digo porque me empujaste así che”

“Bueno boludo estoy con sueño”

Lo saludo con un beso en el cachete y me tiro arriba de un taxi que justo pasa por Santa Fe.

Dios mío que no me quede dormida. Que no me viole el taxista. Que no me lleve con un amigo asesino y me descuarticen.


Me despierto sobresaltada con el taxista que me grita: “Querida, llegamos”

“Sí sí sí”

Le pago. 

Entro y me tiro en el sillón. 


Me despierto y se me parte la cabeza. 

La concha de la lora tengo resaca por este pelotudo de mierda.

Miro el celular y son las 11. 

Hay un sol insoportable y no pienso aprovechar el fin de semana con nada.

¿Cogimos en el balcón? Uy seguro que los vecinos de Roberto me vieron el culo. 

No sé para qué mierda fui. 

Ahora quiero ver a Humberto. YA MISMO.